domingo, 16 de junio de 2013

LAS PEQUEÑAS COSAS

           Y qué fuere Extremadura sino las pequeñas cosas, la cotidianeidad que nos ocupa y preocupa. Al labriego extremeño no le preocupan las grandes cosas, sino las pequeñas cosas de cada día. Su ciclo vital no lo marcan los debates, ni la orientaciones de política general, ni las resoluciones que a saber si se cumplieren o no. Lo marca el sol nuestro de cada día, la luz que a todos alumbrare; su ciclo vital es el de la siembra y la recolección de las cosechas; el paseo con su perrita, fiel compañera en el campo; el descanso al anochecer junto al regazo de su compañera, en casa; un vasito de vino de cosecha, acompañado de unas aceitunas aliñadas; la conversación con ella en la ilusión que les une..., como a nuestra Elena de Cáceres.
 
              Vara ha acuñado el sintagma "la política de las pequeñas cosas" para solucionar los problemas de hoy, porque el mañana no puede esperar.  El hoy son los problemas nuestros de cada día. "¿Qué es lo que dices, Sancho amigo? Mira, no me engañes,  ni quieras con falsas alegrías alegrar mis verdaderas tristezas!", le avisaba el Caballero de la Triste Figura, cuando su escudero le dijere que picara a Rocinante y saliere al raso para ver a su señora Dulcinea del Toboso, que llegare acompañada de dos doncellas para ver "a vuestra merced". (El Quijote, capítulo X). Vara es como el fiel escudero: soñador, bueno, crédulo, buen campesino y forense, que visitare a comerciantes, educadores, funcionarios, sanitarios y dependientes... Y por si el Caballero de la Triste Figura no hubiere entendederas, le repasa a sus consejeros la frase de Babieca, el caballo del Cid, dirigida a Rocinante, la montura de don Alonso de Quijano: "Metafísico estáis. Es que no como", último de los sonetos con los que Cervantes cierra el prólogo del Quijote.
              Frente a las pequeñas cosas, las grandes cosas, dos teorías sobre el hoy y el mañana: la satisfacción de las necesidades inmediatas, o el interés, postergando lo trascendente; el materialismo de Sancho Panza en oposición al idealismo del Caballero de la Triste Figura, cuya tristeza en el decir que "el corto plazo es un engaño", recuerda la frase de don Juan Tenorio en "El burlador de Sevilla", de Tirso de Molina: "O sea, que te ha dicho que dentro de dos años te devolverá el dinero... ¡Cuán largo me lo fiáis!" Al final de la obra, cuando llega el momento en que don Juan pague por sus pecados, se oye un cantar que dice: "No hay plazo que no llegue/ ni deuda que no se pague/ (...) Mientras en mundo vida/no es justo que diga nadie:/¡Cuán largo me lo fiáis/ siendo tan breve el cobrarse."
              Monago ve, como Don Quijote, "desaforados gigantes" en lugar de molinos de viento, y dijere como aquel: "La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que esta es una buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra." (Don Quijote, capítulo VIII).
              Por eso, quien dice que tomare café con los obreros en su bar de barrio y que no quitare los dineros a los pobres, aborrece las canas que aún no hubiere, porque "las canas dan la experiencia, es verdad, pero no siempre dan la razón." (Asamblea de Extremadura, 30-6-2009, en el primer debate sobre el estado de la región de Fernández Vara), que reitera el pasado día 12, con iguales u otras palabras, en su segundo debate como "presi", por la gracia de IU, olvidándose de que en Extremadura también son pequeñas cosas que hay "universitarios que peinan canas". Por ello, quizás, abogare por un mandato de ocho años, no sea que vuelva Ibarra y, aun peinando canas, estuviere otros veinticuatro.
 
              "La vida es breve y quebradiza", como afirmara Azorín ("Una hora de España", capítulo III, Colección Austral, Espasa Calpe, S. A., cuarta edición, 1970, pág. 21) y quizá no lleguemos a ver su gran programa de futuro..., porque usted, "presi" no nos ha renovado la esperanza:  más bien, nos limpia los bolsillos.  A nuestra alcaldesa, al menos, la podemos besar, aunque nos pase el IBI al cobro el jueves 20.

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