Siempre que se
aventuran cambios políticos o sociales de cualquier índole, tendemos a
procrastinar (diferir, aplazar...) los asuntos que nos competen. Ha sido
noticia del fin de semana las consultas en línea más frecuentes que se producen
en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), entre las que figuran
procrastinar, resiliencia o bizarro. La
ampliación de las posibilidades de búsqueda y la navegación desde dispositivos
móviles nos lleva a consultar, con mayor facilidad que ayer, las dudas de
significado, ortográficas o morfológicas, de aquellos vocablos que generan más
titubeos.
La procrastinación, postergación o posposición es la
acción o hábito de postergar actividades que deben atenderse, sustituyéndolas
por otras situaciones más irrelevantes. Pareciere, pues, un estado de ansiedad
generado por una tarea pendiente, que se percibe como abrumadora, estresante, lo
que nos lleva a justificar su posposición sine
die, justificado por la urgencia. Ese "dejar para mañana lo que
podemos hacer hoy", nos conduce a la dilación que tiene como meta la
pereza.
Lo fuere en Extremadura la Ley de Presupuestos, ya
aprobada definitivamente, a pesar de la procrastinación de los novísimos de
Podemos que, al ver rechazada su enmienda a la totalidad de la más importante
ley del año, se niegan a presentar enmiendas parciales, al calificarlos de
"continuistas" y de "no dar respuesta a las necesidades de la
región" (véase extremadura.podemos.info/noticia,
de 29/11/2016). La actitud podemista subsume los tres tipos de procrastinación:
la evasión, cuando se evita el comienzo de una tarea por miedo al fracaso; por
activación, cuando se posterga una tarea hasta que no hay más remedio que
realizarla; y por indecisión, cuando se pierden en pensar la mejor manera de
hacerlo sin tomar una decisión, o el complejo de Penélope, el tejer y destejer de una tela esperando al amado Ulises. El PP traducía esta
postergación como "denuncia a los que critican y luego no enmiendan, en
alusión a Podemos, que presentó una a la totalidad de las cuentas, pero que
ahora no ha registrado parciales" (véase hoy.es/extremadura, de 03/01/2017).
A una crisis postergada por unos, se suma otra presunta y
barruntada "crisis de gobierno", que no fuere tal, sino un cambio de
personas al frente de unos órganos de gobierno de la institución que, en
ocasiones, se realizan para evitar ese aplazamiento sine die de la resolución de los problemas que nos agobian; para no
caer, en definitiva, en la procrastinación. Y he aquí que, en este caso, solo
está en manos de quien hubiere el poder de decidir de seguir como estamos o dar
carpetazo a la posposición, que puede llevarnos a la indolencia.
Bastó que el presidente dijere un día "ya hablaremos
cuando finalice el proceso de aprobación de los presupuestos", preguntado
sobre una posible remodelación de su gobierno, para provocar una cadena de
reacciones sobre el sentido y alcance de la reforma. Los presupuestos se
aprobaron el pasado martes 24 con los votos a favor del PSOE (30), las 29
abstenciones del PP y Ciudadanos y los 6 de Podemos en contra. El PP la
reclama; los consejeros afirman que el asunto solo compete al presidente y
justifican su labor; otros, en fin, consideran que son pocos para tanta tarea.
Los más asisten al espectáculo desde la grada, sin mojarse como los podemistas,
dilatando el estado de ansiedad de algunos, que ven cómo el paro sigue
subiendo, y Extremadura encabezó la citada tasa en España en 2016; los jóvenes
huyen; los pueblos retornan a un pasado de despoblamiento; "los desahucios
sufren en Extremadura el mayor crecimiento anual del país" (véase expansion.com, de 12/12/2016), pese a
los múltiples convenios y remedios que tratan de frenar, y no procrastinar,
esta labor de la Extremadura inacabada...
Y por si fuera poco, al día siguiente de su
"no" a los presupuestos, la Comisión de Administración Pública,
aprueba, con los votos a favor de Podemos, su proponente, y PSOE, dispuesto siempre a hacer de telonero en
estas cuestiones, "una propuesta de impulso que busca una representación
equilibrada entre mujeres y hombres en el número de Medallas de Extremadura que
se concedan a título individual en cada anualidad" (véase eldiario.es, de 25/01/2017); es decir,
lo que ya dijimos: la paridad es, para algunos, la suprema concreción de la
igualdad, y "el PP --no sin razón-- replica que "se le hace un flaco
favor a las mujeres si se las premia por el simple hecho de serlo".
Dénselas a quienes deseen; pero este no un asunto de interés y prioritario como
para ser tributario de la procrastinación.
Mañana domingo
ingresa en la RAE la lexicógrafa Paz
Battaner (Salamanca, 1938), la undécima mujer en la institución, quien hoy
afirma en una entrevista: "Creo que se debe utilizar el masculino
incluyente en la mayoría de los casos porque lo demás lleva a inconsistencias
muy grandes y a discursos reiterativos que no ayudan a mejorar la presencia de
las mujeres en la sociedad" (véase culturaelpais.com,
de 27/01/2017). Y los socialistas seguirán con su cantinela de siempre: Buenas tardes, compañeros y compañeras,
amigos y amigas, todos y todas..., como si la feminización del plural
masculino que a todos acoge les convirtiera en adalides de la igualdad. Para
esto no se necesita un cambio de gobierno. Basta con procrastinar la crisis...
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