martes, 26 de febrero de 2019

EL LINAJE EMERITENSE DE LOS VERA (y II)


           Concluimos hoy nuestro artículo anterior sobre el linaje emeritense de los Vera con los restantes recogidos por Nicolás Díaz y Pérez en su citado Diccionario de autores, artistas y extremeños ilustres.
 
            Alonso María de la Vera y Pantoja (Mérida, 1764). Ingresó en la milicia como teniente del regimiento provincial de Trujillo, de la que se retiró para llevar los intereses de la familia. Fue regidor perpetuo de Mérida. Hizo considerables donativos con motivo de la Guerra de la Independencia, entre ellos el de suministro de alimentos y medicinas a los enfermos que dejaron en el hospital de San de Dios las tropas que pasaban por la ciudad en dirección a la batalla de Talavera de la Reina. En 1809 fue gobernador y presidente de la Junta de Salvación y Defensa de Mérida y, a su instancia, se restableció el batallón de voluntarios por decreto de la regencia del Reino. Fue elegido diputado por Extremadura para las Cortes generales y extraordinarias de Cádiz. Caballero de la Orden de Alcántara, falleció en Mérida, dejando por heredero de sus cuantiosos bienes a su hijo D. Fernando.
            Fernando de la Vera y Pantoja, caballero linajudo, nacido en Mérida en 1798, hijo de Alonso María y primogénito de la noble Casa de los Vera. Fue alcalde mayor de Mérida, regidor de su ayuntamiento y persona influyente en su época. Falleció en Mérida con el hábito de Santiago y dejando un solo hijo, Fernando.
 
            Fernando de la Vera y Pantoja, distinguido militar de la ilustre familia que lleva su apellido. Nació en Mérida en 1751. Estudió Filosofía y Humanidades en el Seminario de San Atón. Dejó los estudios por la milicia. Su carrera militar la inició como teniente del Regimiento de Extremadura en 1766. En 1778 fue destinado al colegio de cadetes de Ocaña, donde permaneció dos años explicando matemáticas. Destinado al regimiento de granaderos, acampó en 1782  bajo los muros de Gibraltar y estuvo a bordo de la batería flotante de Santa Ana, mandando en ella dos cañones en el ataque de la plaza en septiembre del citado año, por cuyo servicio fue ascendido a teniente coronel. En 1793 sirvió en el cuerpo de carabineros reales en el ejército de operaciones que se formó en Cataluña. El 18 de diciembre de este año tomó al enemigo seis cañones al frente de una columna de caballería que no llegaba a 280 hombres. Permaneció en operaciones hasta marzo de 1795, en que fue nombrado ayo (encargado en la casa real de la educación inicial y custodia de los niños y jóvenes) y ascendido el mismo año a mariscal de campo, en recompensa de sus muchos méritos de guerra. En los primeros años del XIX fue gobernador militar de Madrid y su amigo Godoy le honró con varias encomiendas y grandes cruces. Falleció en Madrid en vísperas de la Guerra de la Independencia. Fue hermano de D. Alonso, diputado en las Cortes de Cádiz.
            Fernando de la Vera y Saavedra (Mérida, 1531). Fue el primer poseedor del mayorazgo que para la Casa de la Vera fundó su abuelo D. Fernando de la Vera, alcalde la fortaleza de Mérida, en cabeza de su nieto. Casó con doña Inés Arias del Pilar y Moscoso, biznieta de doña María de Vera, hija del capitán general y trece de Santiago, D. Diego de Vera, por donde entroncó el apellido de la Vera con el de Vera, cuya representación tenía en Mérida la ilustre casa del conde (después duque de la Roca). Sirvió a los reyes Felipe II y Felipe III en los empleos de capitán hasta maestre de campo en las guerras de Flandes, Francia y Portugal. Por sus muchos y señalados hechos de guerra, el rey le hizo merced de castellano del castillo de Babliet, en Bretaña. Felipe III le hizo gentilhombre en 1612. Falleció en Alburquerque en 1618.
 
            José de Vera Valencia y Salazar (Mérida, 1720), ilustre general, hijo de D. Manuel de Vera Valencia y Ocampo y doña Teresa Salazar y Satín. Sirvió como cadete de guardias reales en 1734 y ascendió a capitán en el regimiento mandado por el duque de Osuna, Hizo la campaña de Portugal y participó en la guerra contra Inglaterra, obteniendo el empleo de brigadier por la primera y el de mariscal de campo y la Gran Cruz de Carlos III por la segunda. Falleció el 2 de febrero de 1794.
            Fernando de la Vera y Velasco  (Mérida, 1816), caballero muy principal de la ciudad de Mérida, hijo de D. Fernando de la Vera y Pantoja. Estudió Derecho en Sevilla; fue caballero maestrante de la de Ronda y heredó los mayorazgos de sus mayores. Desempeñó el cargo de regidor y alcalde de Mérida.
 
            Juan de la Vera y Vargas, personaje político del siglo XVI, afamado militar y literato. Nacido en Mérida, ciudad en la que tienen su casa solariega los de su linaje, sirvió a Felipe II en la guerra contra Portugal. En el curioso libro Flores de poetas ilustres, de Pedro de Espinosa (Valladolid, Luis Sánchez, 1605) aparece un poema de Vera y Vargas, que dice, entre otros versos: "Mi señora, asi yo viva,/que esta carta que se aguarda/ según lo mucho que tarda/no debe ser de missua./ Si es carta de pago, ha sido/ muy mal pagado mi amor,/ y si es carta de favor/ otro es el favorescido."
            Juan Antonio Vera Zúñiga y Figueroa, conde la Roca, diplomático, militar y escritor, nació en Mérida a finales del siglo XVI. En su juventud estuvo en Italia de embajador en Venecia y después en Milán, donde escribió su mejores obras: Discurso sobre la batalla de Norlinga (1634), La vittoria de Norlinga, conseguita á 6 de settembre de 1634 (Milano, 1638), Cartas del conde la Roca á la embajada de Saboya, de 1630 a 1633, Epítome á la vida y hechos del emperador Carlos V (Madrid, 1622; Madrid, 1654; Milán, 1645; Madrid, 1649; París, 1662; Bruselas, 1667). Fernando ó Sevilla restaurada, poema heroico (Milán, 1632); El rey D. Pedro defendido, ofrecido á la majestad del rey D. Felipe IV (Madrid, 1648); Fragmentos históricos de la vida de don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares (Semana de Valladares, tomo II, pág. 147 y siguientes); Resultas de la vida de D. Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, dedicada á la nobleza española (Milán, 1634); Historia de Santa Isabel, reina de Portugal (¿Milán, 1640?); El embajador (Sevilla, 1620). Sus escritos se traducían y publicaban a la vez en Italia, Francia y Bélgica. Por los servicios prestados a su patria con la espada y la pluma, Felipe IV le concedió la merced del título del reino, con la denominación de conde de la Roca. Calos IV elevó en 1703 a ducado, con grandeza de primera clase, el condado de la Roca. Perteneció a la Orden de Santiago, fue conde la Roca desde 1628; embajador en Roma, Saboya, Milán y Venecia, conde la Barra, de los Consejos de Guerra, India y Hacienda; tercer alférez mayor de Mérida; alcalde perpetuo de los castillos, fortaleza, alcáceres y puertas de la ciudad de Badajoz; señor de las villas de Torre mayor, Siruela, San Lorenzo, Don Tello, Enguidamos y La Pesquera.
 
             Vicente María de la Vera y Ladrón de Guevara, conde del Santo Imperio, nacido en Mérida en 1729, hijo del conde D. Vicente Xavier de Vera y octavo nieto del general D. Diego de Vera. Fue un valiente militar, brigadier de los reales ejércitos, coronel del Regimiento de Infantería de Extremadura, académico de número de las Reales Academias de la Historia y la Española, consiliario de la de San Fernando, honorario de la de Buenas Letras de Sevilla, conde la Roca, señor de las villas de Boton y Cubillos y de otras más que poseyó el señor conde; caballero de la Orden de Santiago, Carlos III le hizo grande de España de segunda clase en 1771.

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