domingo, 1 de diciembre de 2019

ALEJANDRO MATÍAS GIL, HISTORIADOR Y POETA PLACENTINO DEL XIX



           Alejandro Matías Gil y Domínguez (Plasencia, 10/07/1829; 05/08/1889), historiador y poeta placentino del XIX, estudió latín, filosofía y cuatro años de teología en el Seminario Conciliar de la Purísima Concepción de Plasencia. Continuó su estudios en la universidades de Salamanca y Madrid, donde se licenció en las facultades de Derecho (secciones de civil, canónico y administrativo). Prestó servicios como oficial del cuerpo administrativo del Ministerio de la Gobernación en el Gobierno Civil de Segovia, donde contrajo matrimonio en 1859, siendo trasladado después al Gobierno Civil de Cáceres, donde fue declarado cesante al estallar la Revolución de 1868. Se retiró a su ciudad natal para ejercer la abogacía, en la que obtuvo un reconocido renombre. Desempeñó en la carrera judicial el puesto de juez municipal y otros análogos. Desde muy joven mostró afición por las bellas artes y su nombre figuró en todos los periódicos de Extremadura, como El Eco Lusitano, El Extremeño, La Voz de Plasencia y El Cantón Extremeño, donde publicó la obra Glorias placentinas, en la que dio a conocer los hijos ilustres de la ciudad. Como poeta es autor de Mi Aurora (1861) en dos tomos. Publicó, además, el libro de versos o las Cantigas placentinas, La confesión del siglo XIX  y otras obras como El derecho hebreo, El Fuero de Plasencia y Placentinos ilustres. Su obra más conocida Las siete centurias de la ciudad de Alfonso VIII (1877), obra premiada en la Exposición Universal de Barcelona de 1888.
            En su libro El alma de la ciudad, premio de novela Fernando Lara 2007, su autor, Jesús Sánchez Adalid, afirma que "el cronista placentino Alejandro Matías expresa con gran elocuencia las opiniones de Celso Monje sobre los orígenes de la ciudad: aldea pequeña Ambroz, atribuido a un rey moro así llamado; sus norias, riegos, acequias, sus huertas y sistemas de cultivo (que de seguro se diferencian hoy poco, al cabo de tantos siglos, del que emplearan aquellas inteligentes agriculturas...)"
            El 14/12/1877, Vicente Barrantes firma en el Boletín de la Real Academia de la Historia el informe solicitado a la institución por el señor ministro de Fomento sobre el libro de Alejandro Matías y afirma que "las centurias más interesantes de esta obra, más llenas de sucesos, más enlazadas con la historia general de nuestro país, son las cuatro primeras, en que se ve circular ardiente por aquel cuerpo municipal, hoy exánime, la noble sangre de los Monroyes, de los Almaraces, de los Carvajales, de los Villabas, de los Vargas y de tantos próceres como hasta el reinado de los Reyes Católicos consumieron su esfuerzo dentro de los muros de Plasencia ó en empresas en que era su ciudad la mayor parte" y dice, finalmente, que el libro "ofrece verdadero interés histórico y literario, á pesar de algunos lunares de estilo y de plan".
            Alejandro Matías perteneció a la Academia Española, a la Matritense de Amigos del País, a la de Escritores y Artistas y estaba condecorado con la Cruz de Beneficencia, la de Isabel la Católica y la de Caballero de San Juan.
            El libro de Las siete centurias de la ciudad de Alfonso VIII lo cierra esta despedida: "A Plasencia. Aquí empecé los cantos de Mi Aurora,/y en ti Plasencia se meció tu cuna:/En Ti pasé la edad que ilusión dora,/Salí, volvióme AQUÍ adversa fortuna;/ Soy tu hijo amante que a tu madre adora,/Cuando mi voz se extinga en mi garganta.../DAME LA PAZ BAJO TU TIERRA SANTA."
---------------------------------------------------------------------
Bibliografía consultada: Díaz y Pérez, Nicolás: Diccionario crítico, biográfico de autores, artistas y extremeños ilustres, Pérez Boix Editores, Madrid, 1884, págs. 23-24; blog La Voz de Plasencia, de Pajuelo Jiménez, José Antonio  y Luna Reina, Pedro: Alejandro Matías Gil; Sánchez Adalid, Jesús: El alma de la ciudad, Planeta, 2007; Barrantes, Vicente: Las siete centurias de la ciudad de Plasencia, en Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo I, 1877.
 

No hay comentarios: