jueves, 18 de noviembre de 2010

EL SILENCIO CÓMPLICE

No fuere solo, pero el silencio es tan cómplice como la palabra oculta. No habla el silencio, ni denuncia. Calla, y no otorga, un sufrimiento físico y moral, antesala de la muerte; una violencia que produce insomnio, pesadillas, fobia, ansiedad, agresividad… El silencio cómplice no perdona: acentúa el yerro del perdón ante el agresor; reproduce el rol machista frente a la libertad; cierra puertas a la protección de los débiles.

Una sociedad silenciosa, no silenciada, es también cómplice de la violencia de género. El silencio de la víctima anula el coraje y la valentía de otros, las leyes que los protegen, a los jueces que las aplican; el compromiso de los más frente a quienes apoyan, por complicidad también, las falsas ideas de un maltrato inexistente por falso.

Frente al silencio, el habla; frente a la agresión impune, la denuncia. La complicidad del silencio da alas a los agresores; es el mejor cómplice de los maltratadores; les da impunidad, amplía el horizonte de su libertad para seguir matando y cometiendo actos violentos. El silencio cómplice no es solo de las víctimas, sino el de todos, porque todos somos cómplices del silencio que la genera.

La historia no justifica por sí misma la situación. La cultura machista es heredera de unos roles sin sentido en el mundo actual, ya fueren sociales, familiares, psicológicos o religiosos. La mujer y el niño son parte de nuestra vida, y nadie puede arrogarse para sí ni la propiedad de su vida, su libertad o sexo. Atentar contra ellos es atentar contra nosotros mismos, la sociedad entera, el Estado de Derecho, la libertad y dignidad del ser humano, que lo fueren en igualdad de derechos que nosotros.

No más silencios, no más complicidad. Sí más habla, más denuncias. No más espacios impunes; sí más castigos para los agresores. No miremos para otro lado, porque seremos también cómplices de un mundo que, para lo bueno y lo malo, también es nuestro. Como nuestro silencio, nuestra complicidad, nuestras víctimas… ¿O acaso no son ellas, nuestras también?

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