lunes, 13 de abril de 2015

LOS SERES NORMALES DE ESPAÑA

 
            El presidente del Gobierno y del PP apeló el pasado sábado, ante los candidatos de su partido reunidos en Madrid para la foto de unidad, al voto de los "seres humanos normales" frente a la frivolidad de unos, el sectarismo de otros, y los populistas, demagogos y amateuristas de los emergentes, anteponiendo la responsabilidad y eficacia de los suyos como partido de España. ¿A que llama Rajoy "seres humanos normales": quizás a sus votantes, al partido que ha sacado a España de la crisis, que pretende alcanzar los 20 millones de empleados en la próxima legislatura...?
            Al llamar a sus votantes "seres normales de España", y "gente honrada que quiere a su país", Rajoy identifica a su partido con España, y al resto como "no españoles", frívolos, sectarios, populistas y demagogos. El presidente no parece aceptar el hecho de que todos somos españoles, sino los sondeos de opinión --como el de ayer de Metroscopia publicado en "El País"-- que sostiene que la disputa electoral del 24-M se encuentra entre cuatro partidos políticos, a escasa distancia unos de otros, como en la Liga, en la que solo habrá un vencedor; pero no en las elecciones autonómicas y locales, en los que los pactos entre los dos grandes de ayer y los emergentes Podemos y Ciudadanos serán necesarios para el gobierno de municipios y comunidades autónomas, aunque no le guste y le convenza. El bipartidismo ha muerto; las mayorías absolutas no volverán. Ya no hay una España electoral, sino cuatro, cuyos ciudadanos también quieren a su país; pero no aquel al que nos condujeron los partidos que hasta ahora la gobernaron, los que negaron la crisis y quienes dicen que la arreglaron, los que miraron para otro lado ante la corrupción del poder, los que enfurecieron a las minorías que hoy se vuelven contra ellos...; aquellos que nada cumplieron y los que hicieron lo contrario de lo prometido; quienes se ensañaron con la clase media hasta aniquilarla, cuyos hijos se ven obligados a huir de su patria, como sus padres y abuelos, para buscarse la vida; y aquellos, en fin, que conculcaron derechos fundamentales y constitucionales básicos para todos. Y hasta aquí hemos llegado.
            El presidente Rajoy no teme tanto la pérdida del poder como que este caiga en manos de quienes llama "populistas" y "demagogos", que pueden echar para atrás los logros conseguidos hasta ahora, y retrotraernos a un pasado todavía peor. Ya lo advirtió la `lideresa´ Esperanza Aguirre quien, a pesar de haber vuelto a la vida privada, regresó a la pública, por la irrupción de Podemos, ante lo cual dijo que no podía mantenerse de perfil, porque si este ganara las legislativas del próximo otoño, "no se volverá a "votar libremente en España", al prescindir de algunos mecanismos democráticos para sustituir a un partido cuando lo hace mal, "y se acabó la democracia occidental tal y como la conocemos"... El PP puede identificarse con la estabilidad que supone su proyecto, pero no con España en exclusiva, ni con su presente ni futuro, porque la nación es de todos los que habitan en ella. Olvidamos con frecuencia la Constitución cuando no nos interesa: "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado" (artículo 1.2).
            Es decir: el PP es estabilidad, futuro, experiencia política, recuperación económica..,, el partido único del movimiento andante. El resto, ha querido decir, supone la frivolidad, la incompetencia, la aventura..., "y se puede perder lo conseguido"; pero, ¿qué ha conseguido la clase media, sostén del país?, sino una vuelta de tuerca para atrás, en la que ha perdido derechos consolidados desde los tiempos del partido único y de la gloriosa. España ha dejado de ser un partido único, señor Rajoy, porque ustedes se lo han buscado. Ojalá de las urnas salga lo que desea por el bien de España; pero no descalifique al resto, porque quizá sus palabras se vuelvan contra usted. Otra cuestión es que muchos de los suyos ya se abracen a Ciudadanos (su miedo), mientras Podemos critique propuestas económicas de este y del PSOE, como si ellos hubieren también la infalibilidad papal (los adversarios que se comen por los pies). El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, no fue comprendido, tampoco, con lo que dijo --y no quiso que se interpretara como se hizo--, al solicitar a la clase política la tentación de actuar por "intereses electoralistas" y definir como "patriotismo" las medidas adoptadas por el Gobierno para reducir el déficit, reformar el mercado laboral y sanear la banca. Ante las críticas recibidas, Linde señaló que, al hablar de "patriotismo" se refería a "actuar por el interés general y a largo plazo". El gobernador había recibido una dura crítica del portavoz económico socialista, Manuel de la Rocha, quien afirmó que "destruir el Estado del bienestar no es patriotismo".  Una cosa es la libertad de expresión y otra la ley mordaza, contra la que los españoles solo pueden manifestarse ante el Congreso virtualmente, porque No somos delito. Somos españoles normales.
 

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