Bien está que el PP se
haya salido con la suya, con el apoyo de Ciudadanos, para gobernar las
capitales de las dos provincias extremeñas, no así en la capital extremeña, Mérida,
en la que el PSOE de Osuna, a dos de
la mayoría absoluta, podrá gobernar en solitario gracias a la abstención del PP
de Acedo, segundo partido
mayoritario (con 8) y la fragmentación del voto en otros tres grupos con dos concejales
cada uno. En Badajoz, Fragoso (13
concejales, a uno de la mayoría absoluta) gobernará con el apoyo de Ciudadanos
(2), que supera la mayoría absoluta de 14; en Cáceres, el PP (11 concejales),
alcanza a gobernar la mayoría absoluta de 13, gracias también a Ciudadanos, que
le presta su apoyo con sus cuatro concejales. En ambos casos, hay que tener en
cuenta que ambos partidos gobiernan las dos capitales desde 1995, un hecho que
los partidos emergentes, que han finiquitado las mayorías absolutas, desean romper con mandatos a un máximo de dos
legislaturas como una de sus principales condiciones para los pactos, así como
la criba de las primarias, como principios de la regeneración democrática.
Sin embargo, no parece que estos gobiernos no asentados
sobre el colchón de las mayorías absolutas constituyan para sus titulares un
camino de rosas en la legislatura que se inicia a partir del sábado 13; más
bien, todo lo contrario. La radicalidad de su discurso, su afán de
fiscalización absoluta del poder, el desconocimiento casi total de la Administración
y de las leyes, convierten sus préstamos de poder delegado en armas de doble
filo para los titulares que, hasta la fecha, se repartieron el poder en España.
Ya la encuesta del CIS posterior a las elecciones marcaba en el electorado un
cambio inesperado de tendencia, visto la visto: empate técnico entre PP y PSOE,
Podemos baja al tercer puesto y Ciudadanos frena su avance de los últimos
tiempos. El ejemplo de Cáceres, donde el pacto no se ha decidido hasta última
hora y pende de un frágil hilo, que puede romperse en cualquier momento, con
una alcaldesa en funciones, Elena
Nevado, -- fragilísima sin la mayoría absoluta y su escaño en el Senado--,
y obligada a ceder por su partido en lo que no deseare, es bien significativo
de la situación. Ninguno lo tendrá fácil y alguien se perderá en el camino no
acostumbrado a pisar...
La visualización del posible pacto entre PSOE y Podemos
en Extremadura --con retransmisión televisiva en directo incluida-- nos ha dado
a entender, por encima de cualquier otra consideración, que los emergentes no
tienen per se otro discurso político
más que cambiar el statu quo mediante
el argumentario que les ha sido enviado desde Madrid. No conocen la Administración
ni las leyes que la rigen; carecen de experiencia y cultura política y, además,
lo quieren todo, no para sí, sino para el pueblo: hacer ricos a los pobres,
quitando a aquellos lo que tuvieren o les fuere dado por turno de reparto o
herencia sobrevenida; que aquellos se bajen los sueldos hasta un límite de
auxiliares administrativos; la fiscalización de todos los actos del poder; su
presencia en todos los órganos de decisión; acabar, en fin, con derechos y
obligaciones incluidas en el Estatuto de Autonomía. Es relevante una de sus
peticiones en el primer debate PSOE-Podemos: hay que abrir los comedores
escolares para los niños, y la respuesta del único interlocutor del PSOE, Fernández Vara: "Sí, está muy
bien; pero nosotros no podemos hacerlo; solo somos diputados electos; no
tenemos el poder, porque ni siquiera hemos tomado posesión, y no tenemos el
gobierno..." Quieren resolver todos los problemas desde el primer día, sin
saber las cuentas, por más que deseen su fiscalización; y pasar de Tercera
División a Primera en una sola temporada, como soñaba Aznar. Y no es eso, no puede ser. Cuando tengan que ir todos los
días a Mérida y volver a sus pueblos, cansados de muchos debates y peticiones
imposibles, pagándose los viajes de su bolsillo con 1.600 euros a lo más de
salario, se darán cuenta de que "querer no siempre fue poder", aunque
nada es imposible y como dijere el actor estadounidense James Dean (1931-1955): "Sueña como si fueras a vivir para
siempre; vive como si fueras a morir hoy."
Por lo demás, se ha visualizado también que el PSOE solo
tiene un portavoz: Vara, aunque a su
lado estén dos hombres más y tres mujeres de los suyos, que se limitan a
apuntar, pero nada dicen; en cambio, los de Podemos hablan, piden concreción;
dudan de la palabra que reciben; están "in albis", excepto en temas
de agricultura, que conocen porque de ella viven y entre agricultores residen. Se
trataba de visualizar; pero a Vara
le sobra casi la media docena de sus apóstoles, y a Podemos, nadie...
No fue posible el pacto en Andalucía con Podemos; pero sí
con Ciudadanos. El poder tiene un precio, sí, pero no a cualquier precio. Seis
no pueden imponer a treinta un programa de gobierno por tres votos prestados
para la investidura y perseguir causas imposibles, como declarar a Extremadura "territorio
libre de desahucios..." ¡Bastante desahuciados estamos ya...! Eso está muy
bien; pero "lo que no pué ser, no pué ser y, además, es imposible"
(véase Sopena: Saber frases célebres), como diría Rafael Gómez Ortega, El Gallo (1882-1960). Tener la sartén por el mango no les da de comer y podría ocurrir
que se lo dieran a otros, como a IU en la anterior legislatura, o a quienes no
desearen. En Andalucía tienen el ejemplo. Querer no siempre fue poder... El
turnismo de Cánovas y Sagasta se ha acabado; pero, ojo: la
imposición no puede volverse contra el sentido común. Una cosa es el pacto y
otra, las imposiciones imposibles...
No hay comentarios:
Publicar un comentario