En estos días, en que
los partidos cambian de portavoces o nombran a los suyos, conviene distinguir
entre el portavoz de partido y el portavoz parlamentario. Entre uno y otro hay
sutiles diferencias: mientras el primero transmite a los ciudadanos los
argumentos del partido, los segundos bregan en los hemiciclos con el resto de
portavoces para defender las propuestas emanadas de su fuerza política y
avaladas por su grupo parlamentario. No
tuviere el portavoz del partido otra misión más fácil que la de persuadir a los
oyentes y lectores del argumentario del partido. Su misión es la suasoria, como
la primera especie de los géneros de la oratoria. Las más de las veces, busca
convencer al auditorio --a través de los medios informativos a los que se
dirigiere-- de lo que se quisiere transmitir a los ciudadanos. Asume el
portavoz parlamentario la elocuencia derivada del primer género oratorio, el genus iudiciale, la defensa o acusación,
planteadas en términos de justicia e injusticia, acusación y defensa ante el
juez, que deriva en la elocuencia, o el arte del bien hablar y decir, no ahora
judicial, sino en el lenguaje político, la palabra pública, libre, expresada en
la tribuna, que asume otras especies además de la suasoria: la contraria, o
disuasoria, en oposición al discurso del gobierno; la vituperadora o la
indagatoria. Un segundo género de la oratoria es el conocido como genus deliberativum, o cómo afrontar el
futuro (el discurso de investidura, el de la moción de censura, o de la
confianza solicitada ex professo). Y
un tercer género, el del encomio o el vituperio: el genus demonstrativum.
Decíamos ayer que
Rajoy ha convertido a nuestro Carlos
Floriano, director de la campaña electoral de 24-M, en chivo
expiatorio de la derrota electoral al destituirle como
vicesecretario y apartarle al Comité de Dirección del Grupo Parlamentario, y a Esteban González Pons como secretario
de Estudios, aunque continúe como portavoz del PP en el Parlamento Europeo.
(Véase cuartopoder.es, de 18/06/2015).
Sosteníamos en nuestro artículo "Floriano, apartado del aparato del
PP" (véanse DEX, MéridaComarca y mi blog en Radio
Interior, de la misma fecha) que
Floriano ofrecía imagen juvenil, pero no transmitía ni empatía ni emoción
comunicativas, al contrario que González
Pons, quien se pasare de la raya en su mayor énfasis dialéctico, añadiendo
al género oratorio la especie suasoria, y también la vituperadora y acusatoria
contra otros partidos, que no venían al caso, que tan bien se le daban al
exsecretario de Organización del PSOE, José
Blanco, contra Rajoy al actuar
como portavoz de su partido.
Pues, ¿y en Exremadura: qué genero oratorio y especies utilizaren
nuestros portavoces extremeños en la Asamblea? Luis Alfonso Hernández Carrón, hasta su nombramiento como consejero
de Salud y Política Social en el gobierno de Monago (el tercero, tras Jerónima
Sayagués, nombrada a comienzos de 2012 subdelegada del Gobierno en Cáceres;
y Francisco Javier Fernández Perianes,
obligado a dimitir por incompatibilidad legal, al pasar consulta privada en
Portugal el mismo año), aparece como un portavoz apocalíptico, de voz
estruendosa y las especies todas del género oratorio en sus intervenciones.
Podría o no convencer, pero se mostraba elocuente y persuasivo. Le sucede en
2012 Miguel Cantero quien, a pesar
de ser abogado y portavoz del partido en Extremadura, no asume los polos de
acusación y defensa, propios del genus iudiciale, que le fueren
propios, y que tampoco demostrare en su legislatura anterior en Plasencia, y su
portavocía pasa, como la de Floriano,
inadvertida, como los buenos árbitros. A Cantero
le sucede (no hay dos sin tres) Francisca
Rosa, exalcaldesa de Jerez de los Caballeros, hasta el fin de la
legislatura. A Rosa le falta la
figura apolínea de Floriano y
carece, como aquel, de toda capacidad de convicción y elocuencia, al mostrarse
más vituperadora que suasoria con sus ideas, sin elocuencia y alternar el
elogio propio con el denuesto de lo ajeno. No ha tenido en su historia en la
Asamblea de Extremadura mejor orador el PP que Javier Casado Izquierdo que, como abogado, uniere como nadie los
polos del primer género oratorio, el genus
iudiciale, tanto en la acusación como en la defensa; pero abandonó por
propia voluntad la portavocía al término de la legislatura 2007-2011... y el PP
se perdió la mejor promesa política de futuro.
Por el PSOE, Valentín
García, que repite en la próxima legislatura, con una amplia experiencia en
el sindicalismo, que tanto le fastidiare a Monago
--como si él le reprochare que fuere bombero antes que político-- asume la
portavocía en la Cámara con un amplio bagaje de sindicalismo de mesa,
negociación y calle, con lo cual solo le bastare un esquema para asumir en sus
intervenciones la máxima de Domingo
Ortega sobre el toreo: parar, templar y mandar. "En el toreo (como en la política) todo lo que no sea
cargar la suerte, no es torear, sino destorear", decía el maestro. Y así,
en el segundo día del debate de la moción de censura contra Monago, de mayo de 2014, tras hacerle bajar el tono de voz de la
primera jornada, dijo: "Ya veo que usted ha bajado el diapasón...",
mientras el presidente sonreía incrédulo en su escaño...
Pedro Escobar,
portavoz de IU en la última legislatura, aunque asume como profesor que fuere
el arte de la elocuencia, no persuade de nada, porque su palabra libre es la
palabra bis del gobierno al que hubiere dado su apoyo, y deja entonces de ser
libre para convertir su palabra en más suasoria que vituperadora. Y por eso la ha
perdido: porque no se puede poner una vela a Dios y otra al diablo del dinero y
porque su política abstencionista le ha conducido a la derrota. Por eso se ha quedado en fuera de juego. Y ya
van dos legislaturas, pero no aprenden... Ya se caerán del guindo algún día.
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