sábado, 9 de noviembre de 2013

MONAGO, EL DIVINO IMPACIENTE


              "El divino impaciente" es una obra de teatro en verso escrita por José María Pemán y estrenada en 1933, que el autor escribió como respuesta a la disolución legal de la Compañía de Jesús y al laicismo que trataba de instaurar la II República que, en pleno auge del nacionalcatolicimo, se representaba en La 2 de TVE en un famoso programa dedicado al teatro, "Estudio 1", iniciado en 1965, y que fraguaron en la década de los 60 y 70 los años dorados del teatro televisivo, que ya pasaron a la historia.
 
              Pues bien, observando la realidad circundante, no parece sino que el duce de Extremadura (que entonces no había visto la luz de este mundo, pues llegó a ella el 10 de enero de 1966) quisiera reconvertirse en "El divino impaciente" de su heredad, compartida con IU, por la gracia de Dios, para convertir en dogma de fe sus propósitos de caballero andante que, cual Don Quijote, libra sus batallas contra los molinos de viento, "desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas" y, a pesar de las advertencias de su escudero de que no fueren gigantes, sino molinos de viento, "y lo que en ellos parecen brazos, son las astas que, volteadas al viento, hacen andar las piedras del molino" (capítulo VIII de la primera parte) sigue obstinado en "esto de las aventuras" y reprende a su escudero diciéndole: "Quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio, que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla" (Íb.).
              El presidente de la Junta de Extremadura declaraba el pasado día 4, al anunciar la ley de limitación de mandatos presidenciales, que "el proyecto de ley se aprobará este mismo martes (por el día 5) con el aval del Consejo Consultivo y del Consejo Social (CES)", una mentira más que añadir al "desnudo integral" pretendido con el Estatuto de Altos Cargos aprobado por el Consejo de Gobierno, y que Monago cumplió tarde y mal el pasado día 6, tras publicar en el Boletín Oficial de la Asamblea de Extremadura (BOAE) su  declaración de bienes de 2011, algo que no convence al jefe de la oposición, Fernández Vara, a quien le gustaría que la obligación de publicar las declaraciones de la renta fuera retroactiva en cinco años.
              "Gana más el que aprende perdiendo que el ganador que no sabe nada" y, para no dar su brazo a torcer, Monago, el transparente, el llamado "político de los tres sueldos",  sale al quite del revés que no viere en su terreno y, por boca de su consejero de Administración Pública, que comparte con él las batallas de Don Quijote, asegura que "no es oportuno jurídicamente ni se tiene tiempo para plantear una reforma del Estatuto de Autonomía de Extremadura para limitar el mandato del presidente de la región a ocho años", como sugiere el Consejo Consultivo y, como se considera su dictamen no vinculante, no hace falta solicitar el "ojo de halcón" para verificar si la pelota ha entrado en la pista legal o se ha ido fuera de ella, por lo que el Estatuto de Altos Cargos "seguirá su trámite parlamentario".
              "La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce", asegura Borges, y el presidente Kennedy adaptó la máxima de Tácito, al afirmar que "la derrota es huérfana, mientras que a la victoria se le conocen cien padres". Como Monago quien, no conociendo la mayoría absoluta, asume el gobierno desde la soberbia de quien se considerare un "primus inter pares", como el César que nunca fuere, porque ni siquiera estuviere censado y residiere en la capital de la antigua Lusitania, capital hoy de Extremadura, que le viniere chica al lado de su Badajoz expansivo, como sus Presupuestos, que librarán a los extremeños de la esclavitud de la crisis y del voraz capitalismo.
 

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