La lucha contra la accesibilidad universal se abre paso poco a poco. Son tantas las barreras creadas que suprimirlas de golpe no es posible. En las ciudades y pueblos, todo eran barreras para las personas discapacitadas hasta la llegada de la democracia. Los ayuntamientos comenzaron a rebajar las aceras y pasos de peatones por los que no podían pasar los discapacitados físicos en sus sillas de ruedas. Los paseos se hacían cortos por obligados.
No habían pensado tampoco en las personas discapacitadas, encarceladas en su propia casa, sin salir a la calle, bien por carencia de ascensor o rampas, que les impedían desenvolverse libremente. Ahora, todas las viviendas han de disponer de ascensores; las rampas se abren paso entre las barreras arquitectónicas que impiden el paso. Las comunidades de vecinos vienen luchando contra estos invasores para las personas de movilidad reducida en los que nunca se pensó. No solo las comunidades de vecinos, sino, sobre todo, muchos centros públicos, impiden con sus barreras físicas el paso a quienes no tuvieron en cuenta ni promotores ni arquitectos.
Conseguir un espacio urbanístico para que todos los ciudadanos tengan capacidad para moverse de manera libre e independiente es el objetivo del Observatorio Extremeño de la Accesibilidad, recientemente promovido por la Junta de Extremadura, que recopilará toda la información en materia de accesibilidad y los productos de apoyo. Todas estas funciones serán asumidas por el Consejo Extremeño de Promoción de la Accesibilidad Universal, de acuerdo con la Ley de Accesibilidad Universal de Extremadura.
La Comunidad Autónoma ha dado ejemplo en las últimas semanas de su preocupación por la accesibilidad con la entrega de viviendas adaptadas a familias con necesidades especiales: una en Talavera la Real (Badajoz) para garantizar la accesibilidad de una mujer que sufre Párkinson, y una segunda en Alcuéscar (Cáceres) destinada a una familia con una hija de 12 años con una discapacidad del 96 por ciento.
Son dos ejemplos de los mucho que queda por hacer en el ámbito de la accesibilidad universal para todos los ciudadanos, casos particulares que necesitan proyectos específicos. A finales de año, Plasencia premiaba dos proyectos innovadores para facilitar la accesibilidad para la limpieza de fachadas y la prueba de equipos para la conducción.
Empresas, bancos, colegios industriales y muchas empresas vienen dando muestras de su capacidad de innovación para dar respuesta a las necesidades de estos colectivos, que no pueden ni deben permanecer aislados en casa. Las personas discapacitadas asumen un acceso desigual al mercado laboral. El Programa Incorpora de la Fundación La Caixa promovió durante el pasado año más de 42.000 contrataciones de personas en situación de vulnerabilidad. Mediante su compromiso con la inserción laboral, el programa impulsa acciones formativas con la implicación directa de las empresas, que tiene como finalidad promover la inclusión laboral de las personas en riesgo de exclusión social.
Se trata de seguir rompiendo barreras: primero, las físicas y, después, las del acceso al trabajo. Solo de este modo podremos hablar de plena igualdad e inclusión. Primero, los hechos; las palabras, después. Avanzar es progresar, no al contrario.
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