El Pleno del Ayuntamiento de Mérida, celebrado el 7 de noviembre de 1931, bajo la presidencia de su titular, Andrés Nieto Carmona, acordó secundar una iniciativa del Ayuntamiento de Blanes (Gerona) e invitación que dirige a todos los de España, para nombrar alcalde honorario de Mérida al que lo fue de Jaca durante los días de la revolución de diciembre de 1930, “como homenaje nacional al primer alcalde republicano de nuestra patria, al hombre caballeroso que con su energía y nobleza ejemplar supo en aquellas críticas circunstancias y en plena revolución, mantener un orden y respeto a las personas y a las cosas, que demostraron su plena capacitación de la democracia republicana para regir ordenadamente la vida del pueblo”.
El señor López de Ayala en su nombre y en el de los señores Zancada y García Puentes, explicó sus votos en contra, al no considerar que proceda rendir homenaje alguno al señor Díaz por lo que hizo, que no fue otra cosa que el cumplimiento de su deber estricto, mientras ocupó la Alcaldía de Jaca.
Pío Díaz Pradas (Jaca, Huesca, 28/07/1876); 22/05/1944) fue el primer alcalde y único republicano durante la jornada del 12 de diciembre de 1930 tras producirse el triunfo de la sublevación republicana en Jaca encabezada por el capitán Fermín Galán y constituirse la Junta Provisional Republicana local, de la que fue elegido presidente, pasando a ocupar el puesto de alcalde. Al día siguiente, tras la derrota republicana en Cillas (Huesca), a manos de las tropas monárquicas, fue detenido por los militares que lo encarcelaron junto con numerosos civiles en la ciudadela de la localidad, pasando después a la cárcel.
En marzo siguiente, el juez militar instructor solicitó para los civiles imputados la pena de reclusión perpetua o muerte, según los casos; pero, al proclamarse la República el 14 de abril, el pueblo los liberó de su prisión. En junio, tras las elecciones, pasó a ser diputado en las Cortes Constituyentes de 1931 por el Partido Republicano Radical.
El 27 de marzo de 1932 fue nombrado alcalde honorario de todos los pueblos de España, recibiendo el 11 de febrero de 1935 la Banda de la República. Sorprendido por la sublevación militar del 18 de julio de 1936, permaneció en Jaca sin ser molestado, salvo en 1942, en que fue investigado a causa de su pertenencia a la masonería, sin que se le pudiera encausar. Fallecería en Jaca dos años más tarde.
Pío Teófilo Gervasio Díaz Pradas nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, Fermín Díaz, hombre de ideología republicana, influiría notablemente en su educación; su madre, María, le aportará la educación y la instrucción primaria. Pío asistió al colegio de los Escolapios desde los 5 hasta los 17 años, de 1881 a 1883. Esos doce años fueron una buena lanzadera para el futuro patrimonio que heredó de su padre.
Su entorno familiar fue productivo para su educación, ya que su padre mantuvo una buena amistad con Joaquín Costa, quien acostumbraba a veranear en la finca de su propiedad San Lure, hoy en día parque. Costa, natural de Monzón, de familia humilde, fue doctor en Filosofía y Letras y Derecho, de formación krausista, sirvió como notario en distintas capitales españolas y terminó en la pequeña población oscense de Graus. En verano, Costa ayudaba a Pío en sus estudios de los Escolapios.
Pío Díaz Pradas falleció el 29 de mayo de 1944, en el número 2 de la calle Echegaray, a los 67 años, soltero, y tras recibir la unción de los enfermos. A su entierro acudió la corporación municipal con el alcalde a la cabeza porque, según el protocolo, cuando fallecía un exalcalde, acudía la corporación al sepelio.
Según el periódico El Radical, diario republicano de Huesca, unos soldados irrumpieron de madrugada en la casa número 12 del Obispo, del republicano Pío Díaz Pradas, solicitando con carácter de urgencia la presencia del dueño de la casa. La criada le llamó y, ya en presencia de los militares, recibió del sargento una carta del capitán Galán, a quien había conocido unos días antes, rogándole su presencia en el ayuntamiento. Poco después de la 7 de la mañana, llega don Pío, quien preparó la toma de posesión del nuevo ayuntamiento. Pasadas las 9 de la mañana, y una vez terminada la toma de posesión del alcalde y de los concejales, se izó la bandera tricolor en el balcón del ayuntamiento, confeccionada por el sastre Lucas Biscós. Don Pío aseguró que no se derramaría ni una gota de sangre; pero ya habían fallecido tres soldados, entre ellos un carabinero amigo suyo, Manuel Montero.
El sábado día 13, ya de madrugada y una vez liberados algunos mandos militares, se inició la reconquista de los distintos puestos, dejando el ayuntamiento para el final. La intentona golpista estaba a punto de terminar. El teniente coronel de Carabineros Joaquín Rodríguez Mantecón les convenció de que todo había sido un fracaso; se arrió la bandera republicana y se izó la nacional. A las 7:30 todo había terminado, el alcalde Pío Díaz Pradas fue arrestado en casa de su cuñado el comandante Bayo, bajo su palabra de honor.
Al proclamarse la II República, fue elegido diputado en el año 1931. Logró la Escuelas Nacionales, un Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, inaugurado en el curso 1932/33; un centro secundario de higiene rural, piscinas municipales y la mejora de la Biblioteca Municipal.
Setenta años después, en marzo de 2000, a propuesta de la Asociación Cultural Jacetana, fue reconocido como uno de los 46 alcaldes que Jaca tuvo hasta la fecha.
------------------------
Bibliografía consultada: Archivo
Histórico Municipal de Mérida (AHMM); Gascón Rica, Antonio: Historia Hispánica
, Real Academia de la Historia. Biografías: Pío Díaz Pradas; y Juanín Esteban,
Jesús Pedro: Pío Díaz Pradas, un alcalde
para la Historia, 1930-2000 (70 años después)”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario