En su intervención de
ayer tarde ante los medios informativos, el presidente en funciones del
Ejecutivo, Mariano Rajoy, dejó bien
clara su intención de formar gobierno, como la lista más votada, tras su
reunión con el Comité Ejecutivo Nacional de su partido. En una situación nueva,
con una fragmentación del arco parlamentario como nunca se ha dado en la
historia democrática del país, el presidente fue claro al advertir que España
no puede permitirse un periodo de indefinición política y remarcó en dos
palabras --estabilidad y certidumbres--
las líneas maestras que se abren ante el nuevo periodo político.
"Busco estabilidad porque no se puede gobernar sin apoyos y
seguridad", vino a decir, y remarcó la necesidad de ofrecer
"certidumbres" tanto en el interior como en el exterior. Y en ese
sentido, certificó lo más importante: que los españoles han dado la mayoría a
formaciones que comparten con su partido la defensa de la unidad de España, la
soberanía nacional, la igualdad de los españoles, el papel de España en Europa
y la lucha contra el terrorismo.
En el interior, los mercados ya dieron ayer su respuesta
al resultado electoral, mientras nuestros socios en el exterior se mantuvieron
cautos ante el futuro que se avecina, a la vez que expresaron su deseo de una
España que pueda ser gobernada y gobernable, para seguir avanzando en las
reformas institucionales con consenso, perseverar en las políticas económicas y
mantener la posición en Europa con nuestros
aliados, como dijo el presidente.
Rajoy ha
expresado el punto de partida de unas negociaciones que se abrirán en los
próximos días --quizá pasada la Navidad--, con la vista puesta en el interés
general de España con "generosidad y amplitud de miras". Ayer avanzó
que tan solo había hablado con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y había intercambiado
mensajes con Albert Rivera
(Ciudadanos), el segundo y el cuarto en el nuevo hemiciclo. Los dos se posicionaron
ayer tras la reunión de sus comités ejecutivos. El primero en fijar su posición
fue el PSOE, que votará "no" a la investidura de Rajoy, a quien deja la puerta abierta para formar gobierno, que el
comité federal ratificará en su reunión del sábado. No hubo respuesta a la
posibilidad de que el PSOE tratara de formar una mayoría de izquierdas, que
necesitaría la colaboración de cuatro partidos: el propio, más Podemos, IU y un
cuarto, aunque en frente tendrían a PP, Ciudadanos y la abstención del resto,
por lo que tampoco sería posible la alternativa. La posibilidad de la gran
coalición PP y PSOE nadie la ve posible en España, por la ausencia de la
cultura del pacto en un país que ahora tendrá que aprenderla.
Rivera, en
cambio, se muestra partidario de gobernar España en minoría, y le pasa al PSOE
la patata caliente de su abstención para permitir que el PP gobierne, o la
formación de un gobierno con separatistas.
Iglesias se
sitúa en un callejón sin salida, al plantearle a Sánchez su apopo a cambio de un referéndum en Cataluña y una
reforma constitucional, una condición inasumible para los socialistas. Bien
claro lo dejó el presidente extremeño, Guillermo
Fernández Vara, al afirmar ayer que "el
PSOE no puede alcanzar pactos con nadie que defienda la independencia de
Cataluña" (véase abc.es/españa,
de ayer), y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien alertó sobre el rechazo dentro del
partido a formalizar acuerdos "que
sean un pastiche" (véase elpais.com, de ayer).
Roto el bipartidismo hegemónico, que se había alternado
en el poder hasta ahora, nos encontramos en un nuevo escenario político en el
que solo la estabilidad y las certidumbres, como expresó claramente ayer el
presidente en funciones del Gobierno, pueden hacer posible que España siga
adelante sin los sobresaltos que nos ofrecen las condiciones impuestas por
algunos para pactar una mayoría de gobierno. Todos y ninguno tienen la sartén por el mango. En este
contexto, nadie puede fijar a priori
líneas rojas, que a nada conducirían si no a la convocatoria de nuevas elecciones
pasados dos meses desde la primera votación de investidura, sin que ningún
candidato saliere elegido. Nadie ha ganado con mayoría absoluta para formar
gobierno; y solo España perdería con una nueva convocatoria electoral. Los
españoles ha optado por un cambio que no significa ruptura del orden
constitucional, sino el de parar las mayorías absolutas y buscar el pacto para
todos. Es lo que España necesita y no "experimentos" que no sean con
el diálogo, nunca con el enrocamiento y la sinrazón de lecturas interesadas.
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