domingo, 31 de agosto de 2025

BERNABÉ MORENO DE VARGAS, REGIDOR PERPETUO DE MÉRIDA Y PRIMER HISTORIADOR DE LA CIUDAD


Retrato de Bernabé Moreno de Vargas

    Erudito local, primer historiador de Mérida, regidor perpetuo de la ciudad, Bernabé Moreno de Vargas (Mérida, c. 1576; 02/04/1648), era hijo de Alonso Moreno Dalba, regidor perpetuo de Mérida y familiar del Santo Oficio, casado con la cacereña María Pérez de Vargas y Osma, con quien tuvo cuatro varones y una mujer, que tomó hábitos. Su familia paterna era de origen santanderino. Su abuelo, Alonso Martínez Moreno de Almaraz, expedicionario en el Perú, descubrió una mina de oro, en la provincia de los Lipes; y su tío abuelo, Francisco Moreno de Almaraz, fue acompañante de Pizarro, y mandó fundar el convento de la Concepción, levantando también a sus expensas la portada sur con su capilla, de la iglesia de santa María.

    Bernabé fue el segundo de los cuatro varones. El mayor, Francisco, murió antes de 1616, por lo que Bernabé heredó el cargo de regidor perpetuo y el mayorazgo de su padre con las tierras en los alrededores del Teatro Romano. Su única hermana, María de Vargas, profesó en el convento de la Concepción de Mérida y falleció cinco días antes que su hermano Juan, el 6 de junio de 1619. Bernabé fue, por tanto, el más longevo de los hermanos.

    Fue bautizado en la iglesia de santa Eulalia y cursó sus primeros estudios con el presbítero Miguel Rodríguez. Posteriormente se trasladó a la Universidad de Salamanca, donde cursó Leyes y obtuvo el grado de licenciado en 1598. Fijó temporalmente su residencia en Montijo donde permaneció once años. Allí fue cuatro años alcalde ordinario, dos alcalde de la Hermandad y cinco diputado por los hijosdalgo, cuya ejecutoria de hidalguía había conseguido en 1600 con el correspondiente poder de su padre.

    Contrajo matrimonio con María Barrena y Grajera, natural de Montijo, hermana de Pedro Grajera Barrena, del hábito de Santiago y subprior del convento santiaguista de Sevilla. Tuvo nueve hijos, dos de ellos varones. Vivió la amarga experiencia de la muerte de cuatro de sus hijos y de su esposa el 16 de junio de 1631, según su biógrafo Manuel Mañas, aunque otros, como Sáenz de Buruaga afirma que tuvo siete hijos, dos de ellos varones: Alonso, capitán de milicia, y Francisco, fallecido prematuramente. Isabel, Olalla, Leonor y María fueron los nombres de sus hijas, las tres primeras monjas, al parecer en el convento de la Concepción.

    Alrededor de 1615-1616 había muerto su padre, que había sido muchas veces regidor de Mérida y en 1597 había comprado el cargo de regidor perpetuo de Mérida. Muerto el padre, Bernabé abandonó Montijo y retornó a Mérida para hacerse cargo de la herencia paterna. Ocupó la regencia del ayuntamiento por sucesión hereditaria y tomó posesión del mayorazgo que su padre tenía en tierras de labor. En 1638 fue gobernador de Hornachos, renunciando este año en su hijo Alonso el cargo de regidor perpetuo de la ciudad. Moreno de Vargas falleció el 2 de abril de 1648, enterrándose en la iglesia de santa Olalla. Su partida de defunción se conserva en la iglesia de santa María, donde fueron inhumados algunos de sus hijos,

    En 1622 vio la luz la primera de sus tres obras publicadas: Discursos de la nobleza de España, reeditada en 1636 en vida del autor, corregida y ampliada. Se trata de veinticuatro discursos en los que se explica el origen de la nobleza, las formas de conseguir la hidalguía, la distinción entre infanzones, hijosdalgos, gentilhombres y escuderos, entre hijosdalgos de sangre y de privilegio, con precisiones sobre el linaje, sus exenciones, el orden que deben guardar los nobles, las formas de los escudos de armas, la grabación de los blasones y sobre todo lo relativo a la heráldica. En la Biblioteca Municipal de Mérida se encuentra la edición de 1659, publicada “a costa de Antonio del Ribero, mercader de libros”, según Sáenz de Buruaga, quien añade que Moreno de Vargas anunció y quiso publicar otro libro sobre la Nobleza de Mérida, “que no creo que llegara a ver la luz”.

    En 1633 salen a la luz las otras dos obras que Moreno de Vargas publicó: La Historia de la Ciudad de Mérida, editada a costa del concejo emeritense en Madrid,y la edición anotada de las Vitas sanctorum Patrum Emeritensium. Esta obra fue enviada a Moreno de Vargas por el Duque de Alcalá, y se imprimió el mismo año en el establecimiento madrileño de la viuda de Alonso Martín. Moreno de Vargas la publicó añadiendo a cada capítulo unos epígrafes explicativos y unas notas aclaratorias en latín de escasa calidad. La importancia de la obra radica en haber sido la primera edición impresa de las Vitas, señala el profesor Mañas. La publicación originó una polémica entre el autor y el beneficiado de la catedral de Sevilla, Juan Gómez Bravo, quien le envió unas correcciones manuscritas, quien a su vez redactó un escrito contra ellas que circuló por Sevilla, con el consiguiente enfado de Bravo, que publicó sus Ad Paulum Diaconum Emeritensem enmendationes et notae, un folleto en 4º sin foliar, dos de las cuales contienen las correcciones al texto latino impreso por Moreno de Vargas y las otras dos,  una epístola en castellano dirigida a Guillermo Boisoto. El hecho determinó la total enemistad de ambos historiadores.

    En su tercera obra, La Historia de Mérida, el autor se muestra como un auténtico historiador instruido en los principios del Humanismo renacentista. Aparece como verdadero historiador cuando estudia la historia antigua de la ciudad, si bien cuando se ocupa de la reciente historia de la ciudad se muestra como un mero recopilador de material inconexo, según Mañas, y, para Sáenz de Buruaga, “ha sido el mejor historiador de la ciudad de todos los tiempos”, aunque “muestra una tendencia milagrera para explicar algunos hechos históricos”, pero considera su libro “fundamental para todo el que quiera conocer el pasado emeritense”. Mañas “le reconoce el mérito de haber sido el primer historiador de Mérida”.

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 Bibliografía consultada: Mañas Núñez, Manuel, en Real Academia de la Historia, Diccionario biográfico electrónico (https://historia-hispanica.rah.es/biografias/32449-bernabe-moreno-de-vargas) y Álvarez Sánez de Buruaga, José, en Vida y obras de Bernabé Moreno de Vargas, Historia de la ciudad de Mérida dedicada a la misma ciudad, sexta reedición, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1981.


sábado, 30 de agosto de 2025

LAS TRES MEDALLAS DE ORO QUE PLASENCIA OTORGÓ A FRANCO, REVOCADAS POR EL PLENO


Franco a su salida del Palacio de los Marqueses de Mirabel
durante una de sus visitas a Plasencia

    El Pleno del Ayuntamiento de Plasencia celebrado el 5 de mayo de 2017, bajo la presidencia de su titular, Fernando Pizarro, acordó por unanimidad “retirar a D. Francisco Franco Bahamonde las medallas de oro de la ciudad de Plasencia, concedidas mediante los siguientes acuerdos: Acuerdo de la Comisión Gestora de fecha 19 de julio de 1945; acuerdo del Pleno de fecha 2 de abril de 1964; y acuerdos del Pleno del Ayuntamiento de Plasencia de fecha 8 de noviembre de 1971 y de 16 de diciembre de 1971, dejando sin efecto las distinciones”. [1]

    El acuerdo de retirada de las tres medallas de oro de la ciudad concedidas al anterior Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos vino precedido por la solicitud de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX) de la retirada de la concesión de las medallas concedidas, admitida a trámite por unanimidad.

    La citada asociación efectuó la solicitud al amparo de lo establecido en el artículo 15, 1º de la Ley 52/2007 [2], citando los acuerdos de la Comisión Gestora de fecha 19 de junio de 1945, con ocasión del “noveno aniversario de nuestra cruzada” (sic), por el que se le otorgó al Generalísimo Franco la primera medalla de oro de la ciudad. Asimismo, el acuerdo plenario de fecha 2 de abril de 1964 a propuesta del “Consejo local del Movimiento de FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, único partido del régimen franquista) se concede al citado dictador otra vez la medalla de oro de la ciudad de Plasencia “…que nos ha traído 25 años de paz a la patria” (sic), “…a quien tanto y tanto ha hecho por el engrandecimiento de la patria, al salvador de España, Generalísimo Franco.” (sic). Finalmente, recuerda el acuerdo de Pleno de la Corporación de fecha 8 de noviembre de 1971, y con ocasión de la información sobre la creación de la Universidad Hispano Americana de Extremadura, “se procedió a la concesión de la medalla de oro de la ciudad al Caudillo Franco” (sic).

    El informe jurídico municipal especificaba que “si bien del último acuerdo pudieran surgir dudas si sería de aplicación el artículo 15 de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, estas se disipan en un análisis del expediente de la concesión de la citada medalla que culmina en el acuerdo plenario de fecha 16 de diciembre de 1971 (una vez que se constata la aceptación por el general Franco de la citada medalla, mediante escrito del Jefe de la Casa Civil del entonces Jefe del Estado de fecha 10 de diciembre de 1971) y es que en el citado acuerdo, además de motivar la concesión en la citada Universidad, la construcción del pantano de Gabriel y Galán, Valdecañas, Torrejón el Rubio y Alcántara, entre otras, se vierten expresiones como liberador de España del enemigo, la paz y prosperidad que todos los españoles venimos disfrutando desde hace más de treinta años, se proseguirá la redención en el orden espiritual, intelectual y material”.

    El informe señalaba que es evidente que las medallas de oro de la ciudad de Plasencia mencionadas tienen como objeto la exaltación personal de un dictador y la conmemoración de la Guerra Civil, por lo que entra de lleno en el mandato del artículo 15 de la Ley 52/2007, y consideraba, además, que Franco había fallecido hace más de cuarenta años, “lo que hace imposible la tramitación de cualquier expediente administrativo que lo tenga como sujeto del mismo” y “considerando que, por todo ello, bastaría para la retirada de las medallas de oro de la Ciudad de Plasencia un acuerdo del órgano competente (Pleno de la Corporación), en el que se manifieste en tal sentido”, se tomaron los acuerdos enunciados en el primer párrafo.

    En una moción de urgencia presentada, el grupo socialista retiró la moción presentada ante el Pleno, en la que solicitaba la retirada y revocación de los sucesivos acuerdos, al haberse incluido la misma como uno de los puntos del orden del día de la sesión, para ser debatida y votada en la misma.

    En su intervención ante el Pleno, el alcalde de la ciudad señaló que los veintiún concejales “son hijos de la democracia, que les legaron quienes nacieron antes de 1975 y que, en muchos casos, llegaron a dar su vida por conseguir que España fuese un país democrático y de libertades”, por lo que recordó que “la historia no debe olvidarse ni para lo bueno ni para lo malo, para aprender de los sucesos positivos del pasado, pero también para no volver a repetir lo negativo de nuestra historia más reciente”.

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[1] Vid.: Archivo Histórico Municipal de Plasencia (AHMP).

[2] La Ley 52/2007, de 26 de diciembre (BOE núm. 310, de 27 de diciembre de 2007), por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, establece en su artículo 15.1, lo siguiente: “Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal, o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.”


jueves, 28 de agosto de 2025

ECOLOGISTAS SOLICITAN LA CREACIÓN DE COOPERATIVAS DE CABREROS EN LAS ZONAS CALCINADAS



    La asociación Ecologistas en Acción Granadilla ha solicitado al consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural de la Junta de Extremadura que, tras el incendio de Jarilla (Cáceres), realice un estudio sobre la viabilidad de cooperativas de cabreros en las zonas quemadas y que las cabras sean autóctonas del Sistema Central cacereño, como la cabra verata, al tiempo que se considere factible una subvención económica para empezar su actividad a los cabreros, de forma que su proyecto sea posible, y la construcción de viviendas públicas en las zonas afectadas por el fuego.

    Tras el incendio de Jarilla, localizado en tres comarcas (Valle del Jerte, Valle del Ambroz y Trasierra-Tierras de Granadilla), en el que se han quemado 17.000 hectáreas de matorral y bosques de robles y castaños, principalmente, la asociación ecologista considera necesario realizar un estudio sobre el bosque quemado para realizar una repoblación con los árboles afectados, como el alcornoque, el roble y el castaño, y que se soliciten a los viveros de la Junta en Holguera, La Moheda de Gata y Cañamero los plantones precisos, según informa Carlos Pino, responsable de Campo de la misma.

    Finalmente, Ecologistas en Acción Granadilla solicita que los ayuntamientos afectados por el incendio de Jarilla elaboren un presupuesto de los frutales y plantas que hayan sido dañados por el fuego, haciéndose responsables del pago o sustitución de castaños, cerezos, higueras, ciruelos. olivos, manzanos, perales, almendros, nogales, fresas y frambuesas, y que la Consejería de Gestión Forestal se haga cargo del coste de los árboles y mano de obra para su plantación.


miércoles, 27 de agosto de 2025

EL DR. ÁLVARO RUBIO DEBUTA EN LA NOVELA HISTÓRICA CON UNA ODA LITERARIA A PLASENCIA


Doctor Álvaro Rubio

    El doctor Álvaro Rubio (Plasencia, 1978), que desarrolla su actividad profesional en Alemania como investigador y profesor en los campos de cirugía cardíaca de adultos, vascular, pediátrica y medicina intensiva, [1] debuta en la novela histórica con Regis Legatum. (El Legado del Rey), en la que la ciudad de Plasencia emerge como protagonista silenciosa de una lucha de linajes y lealtades y secretos olvidados.

    En las frías noches de Plasencia, según informa su editorial,[2] una sombra acecha los muros de la catedral. Un clérigo aparece asesinado con una inscripción grabada en su piel: Lux in tenebris. Nadie sabe qué significa, pero el obispo Gutierre Álvarez de Toledo comprende que no es un simple crimen: es un mensaje. Y este puede cambiar el destino de la ciudad y la política de los Reyes Católicos.

    Para evitar que el caso caiga en manos de la Inquisición, el obispo confía la investigación a Alonso de Herrera, un culto escribano venido a menos, con un pasado familiar marcado por la traición y la ruina. Alonso no tarda en descubrir que el asesinato está relacionado con un documento perdido: un tratado firmado siglos atrás entre la nobleza placentina y la Corona de Castilla, cuyo contenido podría reescribir el equilibrio de poder en todo el reino.

    Las sospechas recaen sobre Sancha de Zúñiga, la orgullosa y brillante hija del duque de Plasencia, que lucha por restaurar el honor de su linaje tras la derrota de su padre en la Guerra de Sucesión. Alonso comprende que el peligro viene de más arriba y que hay manos dispuestas a matar por ocultar la verdad.

    Mientras la sombra del temido fray Tomás de Torquemada se cierne sobre la ciudad, Alonso deberá moverse entre nobles, clérigos y espías, en un laberinto de traiciones donde la verdad es un arma mortal. Así, en un mundo donde el poder es ley, ¿qué premio está dispuesto a pagar por la justicia?

    La presentación de la novela tendrá lugar en el Parador de Plasencia el próximo día 7 de septiembre, a las 11:00 de la mañana.         

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[1] Vid.: Álvaro Rubio López, cirujano cardíaco, vascular, medicina intensiva y protección radiológica, biografía del autor en el blog de Félix Pinero, de 02/03/2020. (https://felixpineroradiointerior.blogspot.com/2020/03/alvaro-rubio-lopez-cirujano-cardiaco_2.html).

 [2] Vid.: Álvaro Rubio debuta en la novela histórica con Regis legatum, una oda literaria a Plasencia y su historia sepultada, Editorial Círculo Rojo, Almería, 2025.


martes, 26 de agosto de 2025

“EL ROSTRO DE LUZ. EL ICONO PERDIDO DE GUADALUPE”


Virgen de Guadalupe, imagen de Alfonso XI

    En su última novela, “El rostro de luz. El icono perdido de Guadalupe” [1] , el doctor en Historia del Arte, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes y cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos Rubio, se adentra en la Historia para novelar el origen del culto a la Virgen de Guadalupe en Extremadura, junto al descubrimiento de las reliquias de san Fulgencio y santa Florentina y la imagen primigenia de la patrona de la región en un cuadro de origen bizantino, convertido en el primer símbolo del culto a la Virgen.

    En el año 711, las huestes del líder musulmán Tariq ibn Ziyad avanzaban con ímpetu imparable. Dentro de la catedral de Sevilla, un grupo de monjes temía no solo por sus vidas, sino por la pérdida de los tesoros más sagrados de la ciudad: el icono de la Virgen María, regalo del papa san Gregorio Magno a Isidoro, obispo de la sede, y el arca que contenía los restos de san Fulgencio, obispo de Écija, y santa Florentina, ambos mártires de la fe y hermanos del prelado y su predecesor Leandro. Sacaron del arca los restos de los hermanos santos, que envolvieron en mantos de lino, y el icono de la Virgen. Los monjes recogieron los objetos más sagrados de su orden y decidieron atravesar los territorios que pocos se atrevían: el crudo corazón de Extremadura. Llegaron a las Villuercas, el último vestigio de la España olvidada y a la pequeña población de Berzocana (Cáceres), una aldea que parecía postergada por el tiempo. Allí, los monjes enterraron las reliquias: el icono, los cálices y las reliquias de los santos hermanos.

    Pasaron los siglos… Un día, un labriego de la región, Gil Cordero, natural de Cáceres, labraba la tierra con su azada, cuando el metal golpeó una roca. No era una piedra, sino un cofre pequeño, casi olvidado por el paso del tiempo. Cuando lo abrió, halló una serie de objetos sagrados, bañados en polvo y, en el interior del arca, un escrito que decía: “Estos son los restos fúnebres de san Fulgencio y santa Florentina, así como objetos de valor procedentes de la catedral de Sevilla y el icono que el obispo Isidoro guardaba con recelo y veneraba cada día.” Sin comprender la magnitud de su hallazgo, decidió llevarlo a la pequeña iglesia de santa María, en Berzocana. Allí, el sacerdote que las recibió, estaba seguro de que aquellas reliquias pertenecían a los monjes que habían huido de Sevilla durante la invasión musulmana hace muchos años. Entonces, Gil se dio cuenta de que algo más valioso había quedado a su disposición: el icono sagrado, que no entregó en la iglesia.

    El ermitaño vivía con su mujer y sus hijos en una cabaña, situada en un paraje aislado y apartado cerca de Berzocana. En ese contexto comenzó a levantar una capilla para el icono sagrado. Comenzaron a acudir aldeanos atraídos por la fama del icono. Los visitantes oraban con fervor y muchos caían en éxtasis. Una noche, el icono comenzó a brillar. El invierno había llegado a las Villuercas con su manto de niebla y frío. Fernando IV, rey de Castilla, conocido por su pasión por la caza, se desvió del sendero conocido, atraído por los susurros de los cazadores locales sobre la capilla construida a orillas del río. Gil, cuando vio entrar al rey, le dijo: Majestad, bienvenido a la casa del sagrado icono. Es un legado antiguo. Lo encontré hace muchos años enterrado en la tierra. Yo solo soy un humilde guardián. Algunos dicen que puede conceder milagros; otros, que solo brinda la protección de los cielos. El rey, que había pasado antes por la iglesia de Berzocana, preguntó a Gil Cordero quiénes fueron los santos cuyos restos había encontrado.

    Este encuentro entre Fernando IV y Gil Cordero marcó un punto crucial en la historia. El 7 de septiembre de 1312 fallecía el rey. Su hijo, Alfonso XI, tenía 12 años, Su madre, María de Molina, tomaría las riendas del reino y desempeñaría el papel de regente durante sus primeros años de reinado. Su figura se mantuvo fuerte hasta su fallecimiento en Valladolid en 1321 y con ello abrió el camino a Alfonso XI. Conocido por su afición a la caza, encontró en las Villuercas un refugio en el que no solo se dedicaba a perseguir ciervos, jabalíes y osos, sino también a fortalecer su imagen como monarca protector de las tradiciones religiosas. El rey había oído hablar a su padre de la mucha devoción que las gentes tenían en este santo lugar e iglesia de Guadalupe, donde hay un icono de Nuestra Señora, y de los muchos y grandes milagros que tenía por bien de obrar. El ermitaño, al reconocer al monarca, lo recibió con humildad y respeto, invitándole a ingresar en la capilla. Aquel encuentro de 1327 con la capilla de Gil Cordero dejó una huella profunda en la vida de Alfonso XI, quien puso todo su empeño en construir una iglesia mayor, cuyas obras comenzaron en 1330 y terminaron antes de finalizar el año 1336.

    Uno de los momentos más decisivos de su reinado ocurrió en 1340, durante la histórica batalla del Salado, entre las fuerzas cristianas y el ejército musulmán. Su victoria no solo consolidó su poder, sino que también selló su relación con la Virgen de Guadalupe, que se convertiría en una figura central de su devoción y política religiosa. Alfonso XI mandó construir una nueva y más majestuosa iglesia, que se convertiría en uno de los grandes lugares de culto de la península.

    Gil Cordero no pudo ver cumplido el sueño de construir un gran santuario en honor a la Virgen de Guadalupe. Cuando ya había terminado la construcción del santuario, en 1338, fallece. El rey mandó que fuera enterrado en una hermosa sepultura en la capilla mayor del santuario. La placa dice: “Aquí yace D. Gil de Santa María de Guadalupe, a quien se apareció esta Sma. Ymagen. Fue natur. de la Villa de Cáceres.”

    En una de sus visitas para inspeccionar el avance de las obras del santuario, el monarca hizo traer consigo una imagen de Nuestra Señora, de clara filiación románica, procedente de los talleres escultóricos leoneses, una representación de la Virgen con el Niño, obra de finales del XII. La incorporación de la escultura románica leonesa al santuario no solo tuvo implicaciones simbólicas y teológicas, sino también prácticas y culturales. El icono sagrado que originalmente suscitó la devoción popular en el entorno del río Guadalupejo presentaba un notable deterioro material en el momento de consolidación del culto bajo el patrocinio regio. Sin embargo, no se conserva documentación oficial que aclare el destino final del icono primigenio. La sustitución del icono por una imagen románica marcó un cambio cualitativo en la estructura del culto a la Virgen de Guadalupe. Su culto se expandiría rápidamente a todo el ámbito ibérico e indiano.

    La devoción a san Fulgencio y santa Florentina no disminuía con los años. En Berzocana, las reliquias seguían siendo un faro de esperanza, iluminando a todos aquellos que buscaban consuelo en un mundo que a veces parecía olvidarse de las pequeñas comunidades aisladas en las montañas.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio: El rostro de luz. El icono perdido de Guadalupe, TAU Editores, primera edición, Cáceres, 2025, 156 págs.


miércoles, 20 de agosto de 2025

ECOLOGISTAS EN ACCIÓN GRANADILLA APUESTA POR EL RELEVO GENERACIONAL EN EL CAMPO


    Ecologistas en Acción Granadilla aboga en un comunicado por la necesidad del relevo generacional en los pueblos y en el campo y por la biodiversidad de los usos agrícola y ganadero con la flora y la fauna silvestre. “La montaña necesita un equilibrio entre la flora de los bosques y la fauna con la ganadería” y añade que el ganado y los ganaderos son necesarios en la montaña o bosques, controlando los árboles jóvenes, los pastos y la recuperación de los cultivos de montaña.

    En el comunicado emitido a raíz de los incendios que asolan el norte de la provincia de Cáceres, el responsable de Campo de la asociación ecologista, Carlos Pino, afirma que quizás habría que preguntarse si el origen de los incendios es la falta de población joven en los pueblos, cuya ausencia está dejando una población anciana que no puede gestionar el uso de la naturaleza, ya que actualmente los ciervos, corzos y jabalíes son los únicos que se alimentan del bosque.

    Por otro lado, recuerda que los primeros pobladores del Sistema Central fueron los cabreros, que durante siglos fueron sus habitantes; “pero ahora -señala- no se da el caso de la transmisión generacional y nos enfrentamos a una situación en la que los jóvenes desean volver a los pueblos desde el medio urbano, al considerar la naturaleza como el mejor despacho con un paisaje único en Cáceres”.

    A este respecto, Carlos Pino propone que los jóvenes deberían tener en el campo un trabajo digno, al contar con un ingreso por ganadería o la plantación de la diversidad de frutos desde marzo a diciembre, para dedicarse durante el último mes y el primero del año al cuidado del bosque, en lugar de perder su dinero en alquileres o hipotecas para la adquisición de viviendas.


martes, 19 de agosto de 2025

EL MUSEO HELGA DE ALVEAR ORGANIZA EL PRIMER HOMENAJE DEDICADO A SU IMPULSORA


Helga de Alvear en el Museo Helga de Alvear. Foto: Luis Asín / Museo Helga de Alvear

    El Museo Helga de Alvear rendirá tributo a Helga de Alvear, coleccionista, galerista, filántropa y principal impulsora del Museo, los próximos 20 y 21 de septiembre. Helga de Alvear, figura clave para el desarrollo del arte contemporáneo en España, falleció en Madrid el pasado 2 de febrero, dejando tras de sí un legado que permanecerá para la posteridad y que su Museo en Cáceres conserva.

    El programa organizado por el Museo constará de un acto privado durante la mañana del 20 de septiembre, en el que personas cercanas al círculo de la coleccionista compartirán palabras en su recuerdo. Por la tarde, a partir de las 18:00, el Museo Helga de Alvear celebrará la vida y legado de Helga de Alvear con una completa programación pública que se extenderá hasta la noche del domingo y que incluye la apertura de un nuevo capítulo en las salas de exposición, un concierto de piano con el estreno absoluto de una pieza musical compuesta por María de Alvear para su madre, un concierto de jazz y visitas especiales, entre otras actividades.

    Con motivo del homenaje el Museo inaugurará un nuevo capítulo de “¿Puede el archipiélago entrar en el museo?”, estrenando nuevas salas de exposición con una selección de piezas ejemplo de la pasión de Helga de Alvear por la abstracción y el color, incluyendo algunas de las últimas adquisiciones de la coleccionista y obras nunca expuestas con anterioridad. Este nuevo capítulo, titulado “Nuevas islas para Helga: El sentido de la abstracción” podrá visitarse desde la tarde del sábado 20 de septiembre de forma independiente o mediante alguna de las visitas comentadas que el Museo ofrecerá gratuitamente y de forma ininterrumpida el sábado y domingo por la tarde. Entre las piezas seleccionadas, destacan obras de artistas como Georg Baselitz, Ángela de la Cruz, Gerhard Richter, Agnes Martin o Ignasi Aballí, entre otros. “No existe mejor forma de honrar la memoria de Helga de Alvear que visitar el museo y descubrir su compromiso y pasión por el arte a través de las obras que ella misma coleccionó”, señala Sandra Guimarães, directora del Museo.

     Ese mismo sábado por la tarde, a las 18:30, los jardines del Museo serán el escenario del concierto de piano titulado “Hommage an Helga”, interpretado por Juan Carlos Garvayo. Entre la selección de obras musicales, los asistentes disfrutarán del estreno absoluto de ‘A otra cosa’ (2025), una pieza para piano solo compuesta por María de Alvear, hija de Helga de Alvear, para su madre: “Esta pieza fue escrita específicamente para este concierto y así honrar a mi madre. He tenido la suerte de tener una madre titánica”, indica María de Alvear.

     La velada musical continuará a las 20:30, con un concierto de jazz del grupo Anaut, también en los jardines del Museo. Y al día siguiente, desde las 12:00 y hasta las 14:00, bajo el título “Tributo chiquinino”, niños, niñas y jóvenes del Conservatorio Oficial de Música Hermanos Berzosa de Cáceres y FEMAE interpretarán piezas en diferentes lugares del Museo Helga de Alvear.

     En palabras de Sandra Guimarães, “todo lo que hacemos desde el Museo Helga de Alvear es un homenaje a su figura, pero queremos celebrar su vida y su legado con un primer gran tributo partiendo de la pasión a la que dedicó su vida: la Colección Helga de Alvear, con hogar en Cáceres. El legado de Helga nos inspira y nos invita a celebrar muchos futuros posibles. La pasión por el arte de Helga de Alvear estaba incrustada en sus palabras, gestos, actos y presencia, y sigue viva en cada obra de su colección, en cada espacio de su museo. Seguiremos trabajando con fuerza, resiliencia, confianza y esperanza para cumplir su sueño: transformar la vida de las personas a través del arte”.

    Todas las actividades del programa público organizadas por el Museo en homenaje a Helga de Alvear serán de acceso gratuito hasta completar aforo, con reserva previa recomendada para las visitas guiadas.


sábado, 16 de agosto de 2025

“GENEALOGÍAS DE GRANADILLA. LA FAMILIA DOMÍNGUEZ JIMÉNEZ”


    El jueves por la tarde supimos que la autovía había quedado abierta al tráfico. Por la mañana había llamado a Antonia, natural de Granadilla, residente en Pamplona, que pasaba unos días en Guijo de Granadilla con su familia. Su yerno, Manuel Becerra Parra, acaba de publicar el libro “Genealogías de Granadilla: la familia Domínguez Jiménez”. [1] Tuve noticias de él por las redes sociales y hablé con un primo residente en Pamplona. Me dio el teléfono de Antonia.

    El fuego de Jarilla, expandido a la Transsierra, nos ponía difícil ir este año a Granadilla por la fiesta de nuestra patrona: la Asunción. Levantada la prohibición de circular por la autovía, llegamos a Granadilla. La sierra está toda humeante; el fuego ha cruzado la autovía. Las vacas y las ovejas pastan como si nada hubiere ocurrido. Desde Cabezabellosa hasta Casas del Monte, el humo no deja ver la Transsierra.

    Llegamos a Granadilla con tiempo. En horas vacacionales y de canícula, no hay turnos campamentales de los bachilleres de la ciudad. La antigua villa cada día parece más cercada por las vallas que no permiten acceder ni casi hasta la iglesia. Se reconstruyen casas venidas abajo que ya habían sido reconstruidas. La plaza parece interminable. En la fachada del café-bar Angelito, unas grandes telas recuerdan el cuarenta aniversario del Programa de Recuperación y Utilización Educativa de los Pueblos Abandonados (PRUEPA), surgido en el curso 1984-1985 como proyecto complementario a la enseñanza en las aulas, que se desarrolla en tres pueblos abandonados (Umbralejo, Ciudad Real; Búbal, en Huesca, y Granadilla, en Cáceres), que pretende un acercamiento a la vida rural de los jóvenes que viven en el mundo urbano. Cada día hay más pueblos que llaman vaciados que los abandonados a la fuerza.

    Paseamos por el pueblo antes de la hora de la misa, fijada a mediodía. A la sombra de los portales de la plaza, vemos a los mayores que llegan y nos reconocen por nuestros padres. Y vemos a un joven con el libro bajo el brazo: es el autor. Nos presentamos y le contamos que habíamos quedado después con Antonia, en el Guijo, para recoger su libro. Es su yerno, que está con su hija, nacida en la villa. Llevo en la cartera un libro mío para regalárselo a su madre. Nos los intercambiamos. Se lo dedico a sus padres. Ya no iremos al Guijo, quizá nunca nos conoceremos. A Granadilla se va para recordar la infancia y revivir la vida perdida.

    Manuel Becerra Parra (Benaoján, Málaga,1979) es escritor y naturalista, técnico superior en Gestión y Organización de Recursos Naturales y autor de varios libros relacionados con los espacios naturales y la historia de sus pueblos. Gran conocedor de la serranía de Ronda, dedica gran parte de su tiempo al estudio de la botánica, geología, arqueología e historia de esta comarca andaluza y a recorrer sus intrincados caminos y veredas. Manuel está casado con Estrella, con la que tiene tres hijos (Arán, Hugo e Ibai), a quienes dedica el libro. Estrella es hija de Antonia Domínguez Jiménez, naturales de Granadilla, y viven en Pamplona.

    Genealogías de Granadilla. La familia Domínguez Jiménez” es el título de la obra con que ha querido honrar a la familia de su esposa “para que tengan memoria de sus orígenes extremeños y se sientan muy orgullosos de ser hijos de la antigua villa de Granada”. La familia Domínguez-Jiménez se fue a vivir primero a Alagón del Caudillo (hoy Alagón del Río) en 1958 y en 1964 emigró a Pamplona, junto a otros familiares. El libro, publicado este año, recuerda el décimo aniversario de la muerte de Fidel Jiménez, sobrino de Paulino y Juan Bienvenida, a quien el autor apreciaba, y que también le dedica como homenaje a su persona y por el amor que profesaba a su pueblo: Granadilla.

    Recuerda el autor que el proceso de desarraigo que supuso la expropiación de las casas y tierras de Granadilla y la expulsión forzosa de sus vecinos desencadenó que los naturales de este pueblo emigraran y acabaran residiendo en distintos lugares de la geografía española. Aún hoy (como ayer se pudo comprobar) los nacidos en Granadilla lo recuerdan y añoran, transmitiendo el amor por su pueblo y los recuerdos a sus hijos. Pero en un futuro no muy lejano, sus descendientes, como consecuencia de la distancia temporal, perderán la memoria de sus orígenes. Por este motivo nació la idea de este libro, cuyo único propósito es el de perpetuar, al menos en los descendientes de esta familia, la remembranza de sus antepasados naturales de la villa.

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[1]  Vid.: Becerra Parra, Manuel: Genealogías de Granadilla. La familia Domínguez Jiménez, Ediciones Pinsapar, 1ª edición, junio de 2025, 298 págs.


viernes, 15 de agosto de 2025

SAPONI, EL GRAN CATOVI


    Como si pareciere una premonición: hace unos días hablaba con un amigo, quien me decía que la última vez que le vio recordaba su nombre. Sabíamos los dos que ya hacía tiempo que no salía de casa, la última quizá fue la inauguración del parque que lleva su nombre en la barriada del Perú, que él inaugurare y que los vecinos pidieron para él. No quiso. Era el alcalde. Tuvo que venir uno de sus sucesores, el joven alcalde socialista, Luis Salaya, para darle el honor que entonces rehusare, el 3 de junio de 1922: “Parque Alcalde José María Saponi Mendo”.

    Hace pocos días me encontraba en un bar del barrio junto a una señora quien, tras pagar y antes de marcharse, le dijo a la camarera: “Soy nieta de Antonio Silva.” La camarera se quedó tal cual y le pregunté si sabía quién era. Por supuesto que no. Se lo dije: fue alcalde de Cáceres durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1924) y durante la II República (1934-1936). Tiene calle en Cáceres, saliendo de Cánovas, a la derecha. Entonces, recordé a su descendiente Piedad Silva (Cáceres, 1948), licenciada en Filología Clásica, primer premio “Cáceres” de novela corta” con su novela “Sencilla y múltiple” (1979), a quien entrevisté para el Diario Extremadura en su casa familiar cuando vino de Canarias para recoger el premio.

    Nadie en Cáceres podrá decir que no conociere a José María Saponi (Cáceres, 19/06/1938; 14/08/2025), fallecido ayer en la ciudad de su vida a los 87 años de edad, no solo porque fuere alcalde de Cáceres tres veces por mayoría absoluta (de 1995 a 2007), sino porque fuere el más votado: ganó otras dos elecciones, pero no pudo gobernar, porque los pactos no lo hicieron posible: en 1991 y en 1997. La primera por el pacto PSOE-EU, que hizo alcalde a Sánchez Polo, y la segunda en la que la ciudad tuvo a su primera alcaldesa, la socialista Carmen Heras, por el triple pacto del PSOE con IU-Siex y Foro Ciudadano. Saponi, entonces, decidió retirarse de la política. Escribí entonces un artículo titulado “La primera regidora de Cáceres”, que en verdad lo fuere, pero que él no entendió, replicándome que las elecciones has había ganado él. Por supuesto, alcalde, pero la democracia es así… Desde entonces nos profesamos una recíproca admiración y amistad. Le enviaba correos hasta que supe que dejó de leer el ordenador. Le llevaba mis libros a su casa, recordando la anécdota que me contare cuando su hermano y él pugnaban por bajar a por el Diario Extremadura para llevárselo a su padre. Me los agradecía: “Gracias, Félix, por la remisión de tus correos que me son de gran utilidad.” Le felicité por última vez en su 80 cumpleaños. Hasta escribió un artículo sobre mi libro “Retratos de personajes extremeños”, en el que figuraba él.

    Compartimos mesa y mantel varias veces; le entrevisté en ocasiones; hasta coincidimos en el “Marbella”, donde tomaba unas cervezas con sus amigos al terminar la jornada laboral… Al principio, iba andando al ayuntamiento, pero no podía llegar o lo hacía tarde: todo el mundo le paraba, le hablaba, le pedía, hasta le aconsejaban. Una vez tuvo un grave trastorno físico y su sobrino, médico, decidió llevarlo a Salamanca. Cuando regresó, no podía dar un paso sin que le parase la gente. Tuve que esperar un rato para preguntarle cómo se encontraba y decirle que me alegraba verle.

    Por encima de todo, Saponi por todo nombre, era el gran catovi de Cáceres. Fallecido el inventor del neologismo, su compañero de corporación por Extremadura Unida (EU), Julio Antonio Sánchez Buenadicha (Tornavacas, Cáceres, 1938; Cáceres, 26/01/2025), autor de “Nadie más catovi que yo”… De la misma quinta y se han ido el mismo año. En las primeras elecciones a las que se presentare, su partido le adjudicó el lema “De Cáceres de toda la vida”…  y Buenadicha creó la palabra. Y uno y otro fueron “catovis” hasta el final. Saponi, de Cáceres de toda la vida; Buenadicha, por propia voluntad y su destino, como escribiere de él el 27 de enero.

    Funcionario, profesor, licenciado en Derecho, deja al gran amor de su vida, Julia, y a sus cuatro hijas y siete nietos. Descanse por siempre en paz quien todo lo dio por Cáceres y por ellos.


 

miércoles, 13 de agosto de 2025

LA DORMICIÓN DE MARÍA


Virgen del Tránsito en Plasencia. Imagen cedida por

 http://www.catedralesdeplasencia.org/web/


    La Virgen María no fue inhumada. Por la Asunción asumimos que fue asunta en cuerpo y alma al cielo. Jesús, su Divino Hijo, ascendió al cielo (la Ascensión); su Madre, la Virgen, fue asunta al cielo (la Asunción). Madre de Cristo, en cuyo vientre se encarnó Jesús, su cuerpo no puede ser corrupto, como el resto de los mortales, por la voluntad de Dios.

    El papa Pío XII declara el 1 de noviembre de 1950 como dogma de fe la Asunción de María: “Declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.” No dice el dogma “tras fallecer”, “a su fallecimiento”, sino “cumplido el curso de su vida terrestre…” Para San Juan Pablo II, al proclamar el dogma, Pío XII no pretendió negar el hecho de la muerte. Solamente juzgó oportuno afirmar solemnemente como verdad que todos los creyentes debían admitir la muerte de la madre de Dios.

    La Virgen tiene 48 años cuando Jesús muere en la Cruz para la redención del mundo. Su Hijo tiene 33. María tenía 15 años cuando le dio a luz. Luego, tendría 48 años. La tradición sostiene que vivió veintitrés años más tras su muerte (a los 71 años), un hecho no documentado. Sabemos que vivió mucho tiempo tras la ascensión de Jesús al cielo (Hechos, 1, 14), pero no cuánto.

    Veintitrés años vivió María sobre la tierra tras la muerte y pasión de su Hijo. Ve cumplidas algunas profecías y el principio de las guerras que asolan Palestina y el comienzo del castigo providencial de la ciudad deicida. La ruina de Jerusalén, el castigo del pueblo judío profetizado por Jesús a sus discípulos. Ya les advirtió: dispersaos por la tierra para predicar el Evangelio por todo el mundo. Les libra, así, de la ruina de su patria, del asedio y toma de Jerusalén, la ciudad maldita que habría de pasar por tremendos horrores, por su asedio y toma…

    Tras la crucifixión de su Hijo, la tradición dice que vivió en Éfeso cerca de cuarenta años, cuidada por san Juan, a quien Jesús le dio por hijo desde la Cruz y a Ella por madre.  Según otra tradición de la Iglesia, la Virgen habría vivido en Jerusalén los últimos años de su vida. Los Padres de la Iglesia señalan que el final de los días de la Virgen en la tierra se produjo entre los 63 y los 69 años. Con esto se deduce que no pudo ir con san Juan a Éfeso, ni vivió allí nunca, sino que murió en Jerusalén tras la muerte de Jesús. San Juan Pablo II aclaró este punto: “Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsito de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte pudo concebirse como una dormición.” (25 de junio de 1997).

    ¿Qué significa la dormición de la Virgen? Muerte, dormición o tránsito es la traducción de la palabra griega koimesis, que significa dormición. Las iglesias católica y ortodoxa atribuyen este término a la subida de la Virgen María en cuerpo y alma al cielo (la Asunción), gracias al poder de Dios.

    En la catedral de Plasencia podemos contemplar durante estos días previos a la festividad de la Asunción a la Virgen Yacente, una de las pocas imágenes de Nuestra Señora durmiente que pueden verse en el mundo, y solamente nueve días al año. Del 6 al 15 de agosto se descubre la urna de la Virgen de la Asunción. La Virgen lleva un traje de terciopelo rosa, que fue regalo de Isabel II, y se adorna con joyas donadas por familias devotas. La urna de la Virgen de la Asunción de la catedral de Plasencia se mueve con un sistema de cuerdas y poleas que la deja al descubierto durante nueve días. El 15 de agosto la urna se cerrará hasta el año siguiente. (Obispado de Plasencia). Es la dormición de María, su tránsito al cielo…


sábado, 9 de agosto de 2025

ECOLOGISTAS EN ACCIÓN GRANADILLA PIDE MÁS VIVIENDA PÚBLICA Y EL FOMENTO DEL TURISMO DE NATURALEZA


    La Asociación Ecologistas en Acción Granadilla solicita a las administraciones públicas más vivienda pública en la comarca para fomentar el asentamiento de la población joven, al objeto de promover la conservación de los centros escolares, así como el fomento de la cultura del respeto a la naturaleza y el uso responsable de los recursos naturales y la creación de zonas de observación de la fauna.

    En un comunicado hecho público a los treinta y un años de la primera y única concentración de jóvenes de la comarca, promovida por la Asociación Integral para el Desarrollo de Las Hurdes (ADIC-Hurdes), que reunió a más de 7.000 jóvenes para apoyar a los alcaldes de Mohedas de Granadilla, La Pesga, Marchagaz, Palomero, Santa Cruz de Paniagua, Santibáñez el Bajo, Ahigal, Guijo de Granadilla y todas las asociaciones culturales de la zona, reunidos en Cerezo, la asociación recuerda que, durante estas tres décadas, se han logrado como principales objetivos las bibliotecas públicas municipales, el centro de cría de cautividad del lince ibérico y la conservación de las cooperativas agrícolas.

    Ahora, Carlos Pino, responsable de Campo de la asociación, solicita de los poderes públicos, además del fomento de la vivienda pública para jóvenes y el fomento de turismo de naturaleza, la creación de un vivero forestal con especies autóctonas para paliar la seca y conservar las dehesas de la comarca; un campo de ensayo para el olivar y el cerezo para mejorar la producción de aceituna y cereza, haciéndolo compatible con los recursos naturales; y la conservación de la calidad de las aguas de nuestros cursos fluviales.

    Asimismo, hace hincapié en solicitar a la Junta de Extremadura un aumento en el presupuesto de la sanidad pública, principalmente en los meses de verano y durante la recolección de la aceituna, período en que los pacientes aumentan un diez por ciento, al tiempo que agradecen el esfuerzo de los sanitarios en los pueblos.

    Por otro lado, piden a los ayuntamientos participación vecinal y transparencia, especialmente en la exposición de los proyectos del Acuerdo para el Empleo y la Protección Social Agrarios (AEPSA), para que los vecinos sepan dónde se gastan los políticos el dinero municipal; la declaración de una moratoria de cuatro años para la perdiz, conejo y liebre, muy disminuidos por las plagas; no cazar las hembras de los corzos; la continuidad de la política sobre el lince ibérico, que  ha demostrado la disminución de los carnívoros en las zonas en las que habita.

    Finalmente, la asociación aboga por la conservación del perro protector del ganado, el mastín español, y la creación en la comarca de un criadero de este animal, con el objeto de conservarlo en nuestros campos.

    Por último, la asociación solicita medidas alternativas a las residencias de ancianos que humanicen y acerquen su calidad de vida, con políticas que generen vida de calidad y empleo rural en cuidados de mayores, como la ayuda a domicilio.


viernes, 8 de agosto de 2025

MANUEL MATEO LUXÁN Y RUIZ, DIPUTADO LIBERAL DE LAS CORTES DE CÁDIZ


Manuel Mateo Luxan, en la composición de la portada del libro

    Manuel Mateo Luxán y Ruiz (Castuera, 03/03/1763; Cádiz, 30/X/1813) nació en un momento de la historia de España en la que se vivieron varios acontecimientos importantes a nivel interno e internacional: la firma del Tratado de París (1763), que puso fin a la Guerra de los Siete Años; y el reinado de Carlos III, que implementó reformas internas importantes bajo el marco de la Ilustración. Sobre su figura y obra en las Cortes de Cádiz, en las que participó activamente, trata esta nueva obra del académico correspondiente de la Historia y de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, José Antonio Ramos Rubio, y del jurista José Luis Pérez Mena, que acaba de ver la luz. [1]

    Manuel estudió las primeras letras y la latinidad en Castuera. Posteriormente, ingresó en 1779 en la Universidad de Salamanca, un espacio de transmisión de las ideas de la Ilustración, donde realizó Derecho y se forjó su futuro, a la luz de magisterio del profesor Salas Cortés, que transmitía las ideas ilustradas, y del rector, Carlos López Altamirano, quien defendió las reformas y transformaciones sociales que permitieran la progresiva modernización de la sociedad española. Durante su estancia en la Universidad, Luxán se vio influido por los textos fundamentales de los pensadores que marcaron la Ilustración europea, como Montesquieu y Rousseau. Cursó Leyes durante tres años y obtuvo el grado de bachiller en 1782. Ejerció la pasantía durante cuatro años en el estudio del licenciado Antonio García Pérez desde que dejó la Facultad hasta 1786, a la par que impartía docencia como profesor universitario. En aquella etapa de formación en el principal centro intelectual del país trabó amistad y afinidad política con su paisano Diego Muñoz Torrero y tomó contacto con los círculos ilustrados que conformaron el grupo liberal de las Cortes de Cádiz, en el que ambos militaron y descollaron.

    En 1782 se matriculó en la carrera de Cánones, una decisión que le abriría las puertas a un futuro de prestigio y poder. Dos años después sería nombrado catedrático de Derecho sustituto de Derecho Eclesiástico, bajo la propuesta del titular, Pedro Julián Hernández. Tras haber logrado el grado de licenciado en Derecho Canónico en Salamanca, Luxán comenzó a expandir sus horizontes. El ansia de conocimiento y su ambición de avanzar en su carrera lo llevaron a viajar a la Universidad de Valencia, con el fin de conseguir el doctorado, que logró a los 22 años, en 1785.

    Hizo oposiciones a la doctoral del Cabildo de la catedral de Plasencia, plaza a la que, después de ganada, renunció por no abrazar la carrera eclesiástica. Regresó a Salamanca para perfeccionar su formación en el campo jurídico. Se matricula como oyente en la cátedra de Cánones en 1785. En 1786 es reconocido como abogado de prestigio, alcanzando los títulos de doctor en Derecho Canónico, catedrático sustituto de Derecho Eclesiástico y abogado de los Reales Consejos. A finales de mayo de 1786 regresa a su villa natal. Allí ejerce como abogado y se gana el reconocimiento de regidor perpetuo, un cargo de considerable influencia y poder dentro del gobierno local.  En mayo de 1791 abandona su tierra natal.

    En 1791 se establece definitivamente en Madrid, abriendo su estudio de abogado. Sus estudios le dieron el puesto de relator del Supremo Consejo de Castilla y de la Sala de Indias. Fue admitido en el Colegio de Abogados. En la capital se encuentra con Antonio Oliveros, canónigo de san Isidro; con Diego Muñoz Torrero, que había sido rector en Salamanca (1787-1789). En 1792, tras seis años de abogado en la Villa y Corte, alcanza el puesto de relator de la Subdelegación de Pósitos del Reino y en 1793, el de relator interino del Consejo de Castilla.

    A finales del XVIII, Madrid comienza a recibir la influencia de las ideas liberales que se gestaban en Europa, especialmente las ideas provenientes de la Ilustración y la Revolución Francesa (1789). El reinado de Carlos III (1759-1788) había impulsado reformas ilustradas con el objetivo de modernizar el país. Cuando estalló la Guerra de la Independencia en 1808, Luxán ejercía como relator de Justicia y Provincias. Luchó contra  el proceso de invasión y fue conducido a prisión en Bayona.

    Durante la Guerra, Extremadura desempeña un papel estratégico clave debido a su situación fronteriza con Portugal y su proximidad a rutas militares importantes. La región sufrió importantes combates, ocupaciones y saqueos por parte de las tropas napoleónicas. Manuel se había refugiado en Castuera buscando la seguridad de sus raíces. No hubo de transcurrir mucho tiempo antes de que la inestabilidad política reclamara su presencia. En septiembre de 1810 parte hacia Cádiz, tras ser elegido el 23 de julio diputado de las Cortes Generales y Extraordinarias por la Provincia de Extremadura. La guerra en Extremadura fue también un conflicto de resistencia popular. Extremadura tardó en recuperarse y se mantuvo como una de las regiones más pobres de España durante el siglo XIX.

    Luxán juró su cargo en las Cortes Constituyentes el 24 de septiembre de 1810, el mismo día que Muñoz Torrero pronunció su trascendental discurso en el que proclamó la soberanía nacional y la división de poderes. En las Cortes Constituyentes fue elegido primer secretario y miembro de la comisión encargada de elaborar el reglamento interior.

    Uno de sus trabajos más notables fue su informe para la abolición de la Inquisición que, gracias a él, fue extinguida por completo en toda España. Mateo centró sus discursos en tres direcciones: la libertad de imprenta, que consagra las libertades de expresión y conciencia; la separación y equilibrio de poderes, gracias a la independencia judicial y a la limitación del veto del rey; la igualdad de todos los grupos sociales ante la ley, en obligaciones como el servicio militar y el esfuerzo fiscal. Sus intervenciones en las Cortes fueron clave para la formulación de la Constitución de 1812, que sentó las bases del constitucionalismo español con principios como la división de poderes, la soberanía nacional y la representación parlamentaria.

    Luxán falleció en Cádiz víctima de la epidemia de fiebre amarilla que invadió a varias poblaciones de la costa española. El 28 de mayo de 1931, sus restos mortales fueron depositados en el Oratorio de san Felipe Neri, junto al resto de diputados doceañistas.

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[1] Vid.: Ramos Rubio, José Antonio y Pérez Mena, José Luis: Manuel Mateo Luxán, diputado liberal de las Cortes de Cádiz. Prólogo de Nino Gandarilla Guardia, presidente de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz de Bolivia. TAU Editores, Cáceres, 113 págs.


miércoles, 6 de agosto de 2025

DOS AGUSTINOS, OBISPOS DE PLASENCIA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII


Enrique Enríquez de Almansa, obispo de Plasencia

La elección de Robert Francis Prevost (Chicago, 14/09/1955) como 267 papa de la Iglesia Católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 8 de mayo de 2025, con el nombre de León XIV, nos trajo como novedad que era el primer pontífice agustino de la Iglesia Católica, cuya Orden se caracteriza por su espiritualidad basada en las enseñanzas de san Agustín, la vida en comunidad y la misión en diversas áreas como educación, predicación y trabajo pastoral. La Orden, presidida por el nuevo papa desde hace más de una década, fue fundada oficialmente en 1244 como una comunidad de frailes mendicantes dedicada a la pobreza, el servicio y la evangelización y es una de las órdenes más antiguas de la Iglesia Católica.

La diócesis de Plasencia ha tenido entre sus obispos a dos prelados pertenecientes a los agustinos: Enrique Enríquez de Almansa (1610-1622) y Plácido Baylés Padilla (1742-1747).

Enrique Enríquez de Almansa (Valladolid, 1554 o1555; Plasencia, 22/01/1622) fue prior, provincial, profesor, teólogo, obispo de Osma y de Plasencia. Tomó el hábito en el convento de san Agustín de Valladolid el 22 de abril de 1573 y emitió los votos el 25 de abril de 1574. Realizó los estudios en el colegio agustiniano de san Gabriel de Valladolid y en la Universidad de esa ciudad y, en 1576, aparece matriculado como presbítero-teólogo en la Universidad de Salamanca. Quizás ese mismo año fue ordenado sacerdote y en 1579 continuaba en Salamanca, pues aparece como uno de los procuradores designados por fray Luis de León para la oposición a la cátedra de Biblia.

Fue profesor de Artes en el estudio de la Orden en Sevilla (1579-1582) y lector de Teología en el colegio agustiniano de Alcalá (1582-1591). De 1588 a 1591 fue rector del colegio alcalaíno. El 4 de agosto de 1591 alcanzó el magisterio en Teología por la Universidad de Valladolid. Posteriormente fue prior del convento de san Agustín de la citada ciudad (1591-1592), de san Felipe el Real de Madrid (1594-1598). En abril de 1598 fue designado por el capítulo provincial de Madrigal definidor provincial y residió desde entonces en san Felipe el Real de Madrid. Impulsó la canonización de san Juan de Sahagún (19 de junio de 1601). En mayo de dicho año fue elegido prior provincial de la provincia de Castilla y tuvo la suerte de conocer la beatificación de san Juan de Sahagún el 19 de junio de 1601, por la que se había esforzado.

En 1602 fue nombrado obispo de Osma, presentado por el rey Felipe III y nombrado por Clemente VIII. Fundó el convento de san José de Carmelitas Descalzos en Peñaranda de Duero (Burgos) y apoyó las gestiones que sus parientes, los condes de Miranda, estaban realizando para elevar la iglesia parroquial de santa Ana de Peñaranda a la categoría de colegiata, concedida por Pablo V en 1605. Financió la construcción de la actual fachada principal de la catedral de Osma, en la que figura su escudo, terminada en 1607 por el maestro de cantería Domingo de Cerecedo, con traza de André Gil de Marrón. El 28 de mayo de 1605 se encontraba en Valladolid asistiendo al bautizo del futuro Felipe IV. En 1606 compuso las constituciones del seminario de Burgo de Osma, por las que rigió la institución hasta 1751. En julio de 1607 celebró un sínodo diocesano. Su última actuación como obispo de Osma fue financiar la realización del retablo de la iglesia de Hontangas (Burgos).

Fue nombrado obispo de Plasencia el 21 de junio de 1610 y tomó posesión de la diócesis el 28 de agosto del mismo año. Si en Osma dispuso dispuso de unos 16.000 ducados de renta, la mesa episcopal de Plasencia rondaba los 50.000, que la equiparaba a una de las diócesis más ricas de España entonces, al mismo nivel que Burgos, Córdoba o Tarragona. Demostró su preocupación por la mejora de muchos edificios diocesanos, como la iglesia de Garciaz (Cáceres) y se caracterizó por la defensa de los derechos de la diócesis. En 1616 realizó la visita ad limina por procurador debido a sus achaques que le impidieron llevarla a término. De la documentación de la visita se desprende que padecía gota, reumatismo, bronquitis crónica y litiasis renal. A comienzos de 1622 enfermó gravemente. El 10 de enero de ese año redactó testamento, que completó con un codicilo el 17 de enero. Falleció en el palacio episcopal de Plasencia el 22 de enero de 1622 y fue inhumado en la catedral.

Plácido Baylés Padilla (Antequera, Málaga, 05/10/1682; Plasencia, 22/01/1747), fue obispo de Huesca y Plasencia. Asumió los cargos de prior, definidor y provincial agustino de Andalucía, región en la que fundó varios conventos de la Orden. Felipe V le propuso para obispo de Huesca y fue preconizado por Clemente XIII el 3 de marzo de 1738. Fue consagrado obispo el 3 de junio de 1738. Tomó posesión como obispo de Huesca el 8 de marzo de 1739.

A propuesta del Rey, Benedicto XIV trasladó a Baylés a la silla episcopal de Plasencia, nombrándole obispo de la diócesis el 26 de noviembre de 1742, donde permaneció hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1747. En la oración fúnebre, Ignacio de san Bernardino destacó la labor social que desarrolló en las dos diócesis episcopales en las que gobernó. Construyó a su costa la iglesia y el retablo mayor de la iglesia del convento de agustinas recoletas de Medellín. También realizó valiosos obsequios al convento agustino de Antequera.

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Bibliografía consultada: Vallejo Penedo, Juan José, OSA, y Lazcano González, Rafael, en Historia hispánica, de la Real Academia de la Historia. Biografías.


lunes, 4 de agosto de 2025

ALFIDIUS URBANUS LUCIUS, MILITAR EMERITENSE DE RANGO ECUESTRE DEL IMPERIO


Jinete de caballería romano

    Alfidius Urbanus Lucius (Mérida, antes Augusta Emérita, c. 150-165; Tarragona (antes Tarraco), 211-222) fue un militar hispano-romano de rango ecuestre. [1] Su origen lusitano descansa en el hecho de que los Alfidii conocidos en Hispania proceden su mayor parte de este territorio, y específicamente de Mérida, y en que su suegro Cornelius Severus pudo ser el Sextus Cornelius Severus de una inscripción de esa ciudad, que, aunque probable, no es seguro. [2]

    Señala el profesor Abascal que, como ya indicó Plaum, la carrera de Lucius Alfidius Urbanus es sorprendente por cuanto supone la promoción desde el cuerpo de tropa de una legión al orden ecuestre. A finales del siglo II era suboficial de la legión VII Gemina acantonada en Legio (León) y estaba destacado como speculator en Tarraco (Tarragona), donde participó con otros suboficiales en la dedicación de una estatua al antiguo gobernador provincial Quintus Hedius Rufus Lollianus Gentianus.

    Una década después fallecía en esa ciudad, lo que indica que había seguido residiendo allí como parte del contingente administrativo que la legión tenía junto al gobernador provincial. La fecha de su muerte viene determinada por los epítetos Gemina Pia Felix Antoni, una denominación que empleó la unidad entre los años 211 y 222 (Caracalla y Heliogábalo), pues a partir de esa fecha fue denominada Gemina Pia Felix Severiana Alexandriana.

    Su epitafio métrico, dedicado por su suegro Cornelius Rusticus, indica que a su muerte era tribuno militar de la legión en la que unos años antes aparecía como suboficial, lo que indica que a finales del gobierno de Septimio Severo (193-211) o con Caracalla (211-217) fue promovido por el emperador desde el cuerpo de tropa al rango ecuestre, según el profesor Abascal.

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[1] Nota: Un militar romano de rango ecuestre pertenecía a la orden ecuestre, una clase social de Roma que se situaba debajo de la senatorial. Los équites tenían acceso a cargos militares y administrativos importantes, incluyendo mandos de unidades de caballería, prefectos de flota y tribunos militares augusticlavios. Inicialmente, los équites eran ciudadanos que podían permitirse mantener un caballo para la guerra, pero con el tiempo se convirtieron en una clase social definida por la riqueza. Se situaban por debajo de la clase senatorial y por encima del resto de la población. Los équites podían aspirar a cargos políticos y militares, incluyendo posiciones de alto rango en el ejército. Durante el Imperio, los équites tenían derecho a llevar el angustus clavus, una túnica con dos franjas de púrpura de dos dedos de ancho como símbolo de su posición. Entre las figuras destacadas, figura Lucius Alfidius Urbanus, natural de Augusta Emerita.

 [2] Vid.: Abascal, Juan Manuel: Historia Hispánica, Real Academia de la Historia, biografías: Lucius Alfidius Urbanus.