Había escrito yo --y
quizá me ratifique-- que Fernández Vara
conoce, y sabe, más de los muertos por profesión (médico forense) que de los
vivos por vocación política. (Véase DEX de 22/03/2015). En el "Diario de
mi vida" (diario de campaña), del 14 pasado, Vara me amplifica el sentido
de su ética profesional: la observancia del forense ante el cadáver y su
diagnóstico de la muerte ante el juez que llegare para el levantamiento del
mismo: la causa de la muerte, y si aquella fuere natural o violenta, que le
confirmare. El candidato socialista extrapola su observancia profesional a la
personal: cuando llega a un pueblo, "lo primero que hago es
observar", mirar a los ciudadanos a la cara y que ellos vean la mía.
"No los busco para darles un beso o un apretón de manos. Lo hago para
mirarles a la cara y ver todo lo que me transmiten." Primero, la
observancia. ¿Defecto profesional? No: quizá las virtudes todas expresadas por Alain de Botton en su "Religión para ateos" sobre los
valores de aquella, entre ellas la empatía: conectar con las experiencias de
otra persona; la paciencia, el sacrificio, los buenos modales; la consciencia
de uno mismo; el perdón, la esperanza, la confianza...
Vara es, a su
discurso político, la ética como ciencia del comportamiento moral; sensu contrario, Monago personifica la estética como el conjunto de elementos
estilísticos y temáticos que caracterizan a un determinado autor y actor. Se
dice, se habla, de la estética del modernismo, como de la estética de Monago, la del actor político de
circunstancias. La ética profesional
y de fe en la ciencia y en los valores de la religión del político de las
personas, como Vara, frente a la estética del estilo; la ética de
la observancia frente a la estética del marketing político, en Monago.
Se dijo de Fernández
Vara que era más gestor que político; de Monago, más político que gestor. El primero ya lo demostró en su
legislatura (2007-2011) y en la última de la travesía del desierto (2011-2015),
a la que fuere condenado por la unión de fuerzas antagónicas (la derecha
capitalista con la izquierda de los trabajadores, que no ha embridado aquella,
ni le ha dado alas a la gaviota carroñera inexistente, sino al charrán, de alto
vuelo marino). En la primera ya vimos al Vara
de las personas. Sus primeras visitas, a los pueblos olvidados, los más
pequeños de la gran Extremadura: Ruanes, en Cáceres; El Carrascalejo, en Badajoz,
próximo a la capital, Mérida, buscando a quienes nadie buscare, escudriñando su
mirada para obtener sus conclusiones: necesidades, preocupaciones,
esperanzas..., la observancia desde la fe política y religiosa, para
transmitirle: "Tú eres Extremadura"; estoy aquí por ti, porque eres
parte de mí y de mi tierra que a todos nos necesita. Frente al evangelio del
creyente en la fe y en la ciencia, el del vanidoso, y galleante de sí:
"Solo es posible con tu voto."
¿Y qué fuere posible
con él: acaso trabajar, hacer, crecer? Pero, ¡si eso es lo que he hecho toda
mi vida...,! y ya ve todo lo que tengo: un humilde zurrón, como los pastores de
Belén de Judá. He trabajado, he hecho de todo, pero no he crecido en nada... Y
viene este a pedirme el voto y a prometerme el paraíso en la tierra...
Vara escribe
el miércoles 13: "Si en política valiere todo, la política no valdría
nada." El viernes 15: "Extremadura necesita recuperar la cordura y la
sensatez. Y el respeto de los que no piensan como Monago". El sábado 16, anota: "La gente está muy sola.
Quizás esa sea la clave del futuro de los partidos." El lunes 11 apunta:
"Durante cuatro años, Extremadura no existió para Rajoy. Y lo peor es que para Monago
tampoco. Solo existió él."
Monago
hace spining cinco minutos en Plasencia y suda; promete ayudas a las mujeres
mayores de 75 años; anuncia una consulta popular sobre la ley electoral que él
mismo aprobó; dice que ha ganado un debate televisivo, que se emite el lunes 18,
contraviniendo un pacto de caballeros; se vende como "hijo de mayo del
68", cuando nació en el 66; pasa de su partido y su secretaria general le
regaña: "No es necesario herir"; Moreno,
su compañero de Andalucía, se enfada con él: "Andalucía no está para
bromas" por su invento del "2sures"... Admite cuanto de vanidad
hay en el marketing político..., la estética de Monago frente a la ética de Vara,
solo que por encima de los dos ondea una sola bandera: la de Extremadura, en
España, y en la UE. Tres en una, menos en Cáceres, donde no ondean en un
edificio oficial construido por el gran alcalde Saponi, porque su alcaldesa solo está los findes... y no se entera.
Y es senadora del Reino, como lo fuere antes Monago, cuando hubiere tiempo para todo, menos para Extremadura,
que no es solo suya, sino de todos. Con bandera de Extremadura, de España y de
la UE.
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