domingo, 17 de mayo de 2015

ÉTICA Y ESTÉTICA DEL MENSAJE POLÍTICO

 
           Había escrito yo --y quizá me ratifique-- que Fernández Vara conoce, y sabe, más de los muertos por profesión (médico forense) que de los vivos por vocación política. (Véase DEX de 22/03/2015). En el "Diario de mi vida" (diario de campaña), del 14 pasado, Vara me amplifica el sentido de su ética profesional: la observancia del forense ante el cadáver y su diagnóstico de la muerte ante el juez que llegare para el levantamiento del mismo: la causa de la muerte, y si aquella fuere natural o violenta, que le confirmare. El candidato socialista extrapola su observancia profesional a la personal: cuando llega a un pueblo, "lo primero que hago es observar", mirar a los ciudadanos a la cara y que ellos vean la mía. "No los busco para darles un beso o un apretón de manos. Lo hago para mirarles a la cara y ver todo lo que me transmiten." Primero, la observancia. ¿Defecto profesional? No: quizá las virtudes todas expresadas por Alain de Botton en su "Religión para ateos" sobre los valores de aquella, entre ellas la empatía: conectar con las experiencias de otra persona; la paciencia, el sacrificio, los buenos modales; la consciencia de uno mismo; el perdón, la esperanza, la confianza...
            Vara es, a su discurso político, la ética como ciencia del comportamiento moral; sensu contrario, Monago personifica la estética como el conjunto de elementos estilísticos y temáticos que caracterizan a un determinado autor y actor. Se dice, se habla, de la estética del modernismo, como de la estética de Monago, la del actor político de circunstancias. La ética profesional y de fe en la ciencia y en los valores de la religión del político de las personas, como Vara,  frente a la estética del estilo; la ética de la observancia frente a la estética del marketing político, en Monago.
            Se dijo de Fernández Vara que era más gestor que político; de Monago, más político que gestor. El primero ya lo demostró en su legislatura (2007-2011) y en la última de la travesía del desierto (2011-2015), a la que fuere condenado por la unión de fuerzas antagónicas (la derecha capitalista con la izquierda de los trabajadores, que no ha embridado aquella, ni le ha dado alas a la gaviota carroñera inexistente, sino al charrán, de alto vuelo marino). En la primera ya vimos al Vara de las personas. Sus primeras visitas, a los pueblos olvidados, los más pequeños de la gran Extremadura: Ruanes, en Cáceres; El Carrascalejo, en Badajoz, próximo a la capital, Mérida, buscando a quienes nadie buscare, escudriñando su mirada para obtener sus conclusiones: necesidades, preocupaciones, esperanzas..., la observancia desde la fe política y religiosa, para transmitirle: "Tú eres Extremadura"; estoy aquí por ti, porque eres parte de mí y de mi tierra que a todos nos necesita. Frente al evangelio del creyente en la fe y en la ciencia, el del vanidoso, y galleante de sí: "Solo es posible con tu voto."
¿Y qué fuere posible con él: acaso trabajar, hacer, crecer? Pero, ¡si eso es lo que he hecho toda mi vida...,! y ya ve todo lo que tengo: un humilde zurrón, como los pastores de Belén de Judá. He trabajado, he hecho de todo, pero no he crecido en nada... Y viene este a pedirme el voto y a prometerme el paraíso en la tierra...
            Vara escribe el miércoles 13: "Si en política valiere todo, la política no valdría nada." El viernes 15: "Extremadura necesita recuperar la cordura y la sensatez. Y el respeto de los que no piensan como Monago". El sábado 16, anota: "La gente está muy sola. Quizás esa sea la clave del futuro de los partidos." El lunes 11 apunta: "Durante cuatro años, Extremadura no existió para Rajoy. Y lo peor es que para Monago tampoco. Solo existió él."
            Monago hace spining cinco minutos en Plasencia y suda; promete ayudas a las mujeres mayores de 75 años; anuncia una consulta popular sobre la ley electoral que él mismo aprobó; dice que ha ganado un debate televisivo, que se emite el lunes 18, contraviniendo un pacto de caballeros; se vende como "hijo de mayo del 68", cuando nació en el 66; pasa de su partido y su secretaria general le regaña: "No es necesario herir"; Moreno, su compañero de Andalucía, se enfada con él: "Andalucía no está para bromas" por su invento del "2sures"... Admite cuanto de vanidad hay en el marketing político..., la estética de Monago frente a la ética de Vara, solo que por encima de los dos ondea una sola bandera: la de Extremadura, en España, y en la UE. Tres en una, menos en Cáceres, donde no ondean en un edificio oficial construido por el gran alcalde Saponi, porque su alcaldesa solo está los findes... y no se entera. Y es senadora del Reino, como lo fuere antes Monago, cuando hubiere tiempo para todo, menos para Extremadura, que no es solo suya, sino de todos. Con bandera de Extremadura, de España y de la UE.
        
 

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