miércoles, 6 de mayo de 2015

MEDIO SIGLO DEL TERCER ÉXODO DE GRANADILLA

 
           Hace cincuenta años, el Jefe del Estado español y Generalísimo, Francisco Franco, y su ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega, firmaban el Decreto 1347/1965, de 6 de mayo, por el que se acordaba la disolución del municipio de Granadilla (Cáceres) y se disponía la incorporación de su término municipal a los limítrofes. El Decreto fue publicado en el BOE número 128, de 29 de mayo del mismo año. Quizá solo el último alcalde de la villa, Jesús Jiménez Sánchez, y el secretario del ayuntamiento, Felipe Jiménez Jiménez, advertirían la aparición de ese Decreto que ponía fin a una larga historia desde su fundación por los árabes, la reconquista por Alfonso XI de León en 1160; y su repoblación, reconstrucción y dotación del título de villa en 1170.
            La mayoría de la población había abandonado la villa antes de su disolución como municipio. En 1950, Granadilla censaba una población de 1.113 habitantes de hecho, 1.126 de derecho, y tenía 289 hogares. Según el INE, en 1960 --cinco años previamente a su disolución como municipio--, la villa tenía 486 habitantes de derecho y 471 de hecho. El destierro se había iniciado a finales de los 50, coincidiendo con el inicio de la construcción de la presa de Gabriel y Galán.
            El Decreto de disolución del municipio constaba de dos artículos: en el primero se acordaba su disolución como municipio y la incorporación de su término municipal a los limítrofes de Zarza de Granadilla y Mohedas de Granadilla, con la divisoria determinada por el cauce del río Alagón. El segundo facultaba al Ministerio de la Gobernación para dictar las disposiciones que pudiera exigir el cumplimiento del mismo. En su preámbulo, el Decreto justificaba su publicación por "haber quedado el término municipal de Granadilla (Cáceres) sin población y riqueza imponible suficientes con motivo de la construcción de la presa "Gabriel y Galán", que determinó la instrucción del expediente para su disolución. "A esta propuesta --continúa-- prestó su conformidad la Corporación Municipal de Granadilla, y con respecto a asignar el territorio de su término, los informes de autoridades provinciales emitidos en el expediente han considerado que la solución más oportuna es incorporar dicho término al municipio de Zarza de Granadilla, excepto los terrenos de la margen derecha del río Alagón, que pasarán a formar parte del municipio de Mohedas de Granadilla".
            De otro lado, el Decreto aclaraba que "las pretensiones de los ayuntamientos de La Pesga y Abadía, que interesan que se anexionen a su términos partes del municipio de Granadilla,  no pueden ser tenidas en cuenta frente a las circunstancias geográficas y de otra índole en que se han fundamentado los informes oficiales aludidos". Además, emitieron los preceptivos dictámenes la Dirección General de Administración Local y la Comisión Permanente del Consejo de Estado, por lo que a propuesta del ministro de la Gobernación, el Consejo de Ministros aprobó el citado Decreto en su reunión del 30 de abril de 1965.
            Granadilla ha sido el pueblo cacereño de los tres éxodos: los árabes, sus fundadores, por la Reconquista; los judíos, por el Edicto de Granada de 1492; los cristianos, por este Decreto del Generalísimo Franco de 1965, hace cincuenta años.  Como testimonio de su esplendor, los árabes nos dejaron sus murallas, construidas entre 1473 y 1479; la Casa de Alba, dueña de su Señorío entre 1446 y 1830, su castillo. El templo parroquial de la Asunción se levanta entre 1515 y 1520. El declive de la villa se inició en 1835, con la creación de la provincia de Cáceres, cuya Diputación ordena en 1837 la disolución de la Junta de Sesmeros de la Villa y Tierra de Granadilla. En 1848, se traslada el Juzgado de Primera Instancia. En 1866, la cabeza de partido judicial se traslada a Hervás. En 1893, la Casa de Alba vende la fortaleza a Bartolomé Chamorro y Vicente. En 1950 se declara de urgencia la construcción del pantano de Gabriel y Galán. En 1955, el Consejo de Ministros acuerda el terreno inundable de su término municipal. En 1957 se inicia la construcción de la presa, concluida en 1962. El 5 de noviembre de 1963, el Ayuntamiento da su conformidad al proceso de anexión del término municipal  de Granadilla a Zarza y a Mohedas, proceso que culmina el 6 de mayo de 1965 con el Decreto de disolución del municipio. Entre 1964 y 1966 abandonan el pueblo sus últimos habitantes. En 1980 es declarado conjunto histórico-artístico. En 1981 concluyen las obras de rehabilitación del castillo. En 1984 comienza el Programa Interministerial de Pueblos Abandonados... Granadilla murió, pero pervive en la memoria de quienes hubieren de abandonarlo --que retornan a él en la festividad de su patrona (15 de agosto) y el 1 de noviembre (festividad de Todos los Santos y vísperas de Difuntos) y de los miles de estudiantes que han vivido allí gracias a ese Programa. La reconstrucción, paralizada por la crisis, no ha dado los resultados apetecidos. Algunas casas nobles, ya restauradas, han tenido que ser apuntaladas y cercadas por vallas.
            Ya a principios de los 60, el escritor, corresponsal y publicista cacereño, Valeriano Gutiérrez Macías, anunciaba en ABC la reconstrucción del castillo para la construcción de un albergue para turismo, que el director general de Promoción de Turismo, Juan de Arespacochaga, había comunicado al gobernador civil, Fermín Bocos Cantalapiedra. Un ingeniero técnico agrícola, Julián Domínguez, casado con una hija de la villa --que trabajó durante más de dos años en la ampliación de regadíos y nuevos cultivos en la comarca de Coria--, coincidió con este último en Valladolid cuando era presidente de su Cámara Agraria, y que en 1963 sería nombrado gobernador de Cáceres. Bocos le confesó el sufrimiento de los habitantes de la villa antes de su traslado y el interés del Generalísimo en que el pueblo no fuera expropiado por su riqueza natural (forestación, caza, turismo, náutica en el embalse, pesca...) de cara al futuro; pero su Decreto, firmado hoy hace cincuenta años, cerró todas las expectativas. El actual alcalde de Zarza, e hijo de la villa, Germán García Benito, ha logrado del Organismo Autónomo Parques Nacionales, del que hoy depende el pueblo, la desafectación del nuevo cementerio, que se integra en su municipio, y la ejecución de un embarcadero para recreo turístico en el embalse sobre el lecho del Alagón.
            El sacrificio de Granadilla sirvió para dar a luz nueve pueblos (Villar de Coria, Puebla de Argeme, El Batán, Alagón del Caudillo, hoy Alagón del Río; Valrío, Saltalejo, Valdencín y Rincón del Obispo) y posibilitó la puesta en regadío de 45.000 hectáreas, con la innegable riqueza social generada y la vida para muchas familias de campesinos; pero sus hijos, como antes los hermanos árabes y judíos con los que convivieren, se vieron obligados a marcharse al exilio forzoso, diseminados por toda España y el extranjero. Desterrados de por vida, la Muy Noble, Muy Leal y Muy Benéfica ciudad de Plasencia, les declaró hijos adoptivos en sesión plenaria celebrada el 2 de septiembre de 2005. (BOP número 182, de 22/09/2005).
 
 

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